La sociedad inclusiva y sus enemigos

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27 July 2018

Ayer en Cajamarca firmaron un acuerdo de cuatro partidos políticos —ARENA, el PCN, el PDC y DS— que está basado no en repartos de cuotas de poder sino en el apoyo a acciones concretas en la solución de los problemas del país. Cada partido correrá con su identidad en las elecciones, manteniendo sus ideas y sus estructuras pero apoyando una sola fórmula y las bases de un plan de gobierno. Quedan diferencias, pero esas no importan porque se han unido sobre lo que los une, no sobre lo que los separa.

El pacto es una manifestación de un nuevo espíritu que ha surgido en por lo menos estos partidos políticos, buscando lograr algo que ha sido muy elusivo en El Salvador: la creación de la unidad dentro de la diversidad.

Desde el principio de los tiempos ha habido dos maneras de hacer política: una, la salvaje, que consiste en imponer sobre los demás la voluntad de un grupo, que muchas veces es una minoría pero en otras puede ser una mayoría que no respeta los derechos de las minorías; la otra, que consiste en negociar compromisos estables entre la diversidad de ideas e intereses que caracterizan a una sociedad libre, respetando siempre los derechos de las personas. Esta es la sociedad abierta, democrática e inclusiva porque busca la unidad en la diversidad, mientras que la otra la busca aplastando cualquier oposición y pretendiendo que toda la población piensa igual. El paso de una manera de hacer política a la otra abre paso al desarrollo del país.

Los enemigos de la sociedad abierta e inclusiva vienen en muchos envoltorios pero todos, todos comparten una característica común: ellos creen que la política no debe existir porque creen que todos los demás deben obedecerles a ellos. Nada de buscar acuerdos, nada de respetar diferencias, nada de escuchar ideas diferentes. Las razones por las que creen que todos deben obedecerles son variadas —los nazis porque se sienten racialmente superiores, los comunistas porque se creen que son la vanguardia de la historia, los fanáticos religiosos porque, cometiendo el mismo pecado de soberbia que llevó a Satanás al infierno, creen que Dios habla a través de ellos, los niños malcriados porque así se acostumbraron— pero todos están seguros de que ellos tienen la verdad absoluta y deben tener el poder de imponerla. Todos estos son y han sido la base de las tiranías peores que han existido en la historia, de las que se han opuesto al progreso, de las que prohibieron el avance de la ciencia, de las que prohibieron a Galileo que se le ocurriera que la Tierra se mueve, de las que quemaron gentes en la estaca por pensar lo que querían.

Esta manera de pensar es la que ha prevalecido en nuestro país por siglos, igual que en todos los países primitivos. Ella es la que nos llevó a los regímenes militares de antes de la guerra, es la que dio su personalidad tiránica al FMLN, es la que nos ha llevado a la gran fisura que divide a la sociedad salvadoreña casi por mitad, que no es entre derecha e izquierda, sino entre gente que vota porque se siente representada y gente que se abstiene porque no se siente así. El país no será democrático mientras no demos ese paso hacia la diversidad y el respeto a los demás.

Hoy ya han desaparecido los regímenes militares. Pero los de mentes verticales siguen regresando en dos envoltorios principales. Unos son los que, arropándose en los defectos que todavía tiene nuestra democracia, quieren eliminar todas las instituciones democráticas y convertirse ellos en los líderes únicos, arbitrarios de nuestro país. Los otros son los que, anidados en los partidos políticos, incluyendo ARENA, desde allí quieren evitar que los partidos se abran a la diversidad, sin darse cuenta de que sin esta apertura no hay manera de triunfar políticamente en un país que, como todos, es diverso. Ojalá que estos no logren empañar los avances que los partidos del pacto están logrando con su unión sobre principios y una fórmula presidencial acorde con la sociedad moderna, diversa, inteligente, que queremos llegar a ser.

Máster en Economía

Northwestern University.