Nuestra obligación no es solo elegir magistrados, debemos elegir bien

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18 July 2018

La legislatura que tengo el honor de presidir, tal como lo dije en mi primer discurso, enfrenta su primer gran desafío: la elección de magistrados de la Corte Suprema de Justicia.

Este proceso se desarrolla en un contexto sumamente complejo, por un lado quienes dejaron su cargo en la Sala de lo Constitucional hicieron prevalecer su independencia al momento de emitir sus fallos y sus sucesores deben actuar en consonancia; hay un gran interés por parte de la sociedad civil en que se elija buenos funcionarios; tenemos un gobierno saliente que buscará protegerse y todo esto con unas elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina.

La elección cae a escasos seis meses de ese momento en el que elegiremos a nuestros próximos gobernantes, estamos en un periodo en el cual los partidos políticos ejecutan diferentes movimientos estratégicos electorales y eso, así como los intereses a futuro, complican este proceso.

Los magistrados electos tendrán la enorme tarea de garantizar que se respete la Constitución para beneficio de todos los salvadoreños por los próximos nueve años, por eso no podemos darnos el lujo de equivocarnos en la elección.

Los funcionarios deben tener como norte el establecido en la Carta Magna; y, a pesar de los obstáculos y vaivenes que puedan encontrar en su camino, deben mantenerse en esa ruta, por eso, en ARENA estamos empeñados en elegir a los mejores pilotos entre los 30 aspirantes que se nos presentó en las listas enviadas por la Federación de Abogados de El Salvador (Fedaes) y el Consejo Nacional de la Judicatura (CNJ).

Ese es el universo en el que elegiremos a los magistrados, que confiamos se mantendrán firmes a sus principios, siempre con la vista en sus objetivos, y que no cederán a las presiones.

Estamos llegando al punto final de un largo proceso, un proceso que si bien es cierto no ha sido perfecto, sí ha sido mejor que el desarrollado en ocasiones anteriores.

Escuchamos a la sociedad civil y abrimos las entrevistas de los candidatos a la participación ciudadana.

En ese sentido, habilitamos el Auditórium de nuestro Centro Cívico Cultural Legislativo para recibir a quien quisiera ser parte activa. De hecho, los miembros de la subcomisión responsable hicieron muchas preguntas que provenían directamente de los presentes, fueran estudiantes universitarios, miembros de sindicatos o representantes de organizaciones de la sociedad civil.

Esa participación ciudadana permitió establecer coincidencias sobre un grupo determinado de aspirantes, no solo entre la mayoría de partidos políticos, sino que con diferentes instituciones que siguieron de cerca este proceso.

No debemos perder de vista que más allá de presentar números, este es un proceso que se nutre en su mayor parte de percepciones; por eso, si bien es cierto hay coincidencias entre los mejores a través de sus respuestas, currículum, perfil, trayectoria profesional, entre otros elementos, el resultado no es el mismo en todas las propuestas.

Y es ahí donde comienza el proceso tradicional de construir el consenso necesario para elegir. Esta es la etapa que debemos mejorar, lo reconozco, especialmente porque despierta las suspicacias sobre posibles arreglos bajo la mesa y eso, por el bien de nuestra democracia, no lo podemos permitir.

El reto principal siempre será superar la tentación de elegir a quienes nos convienen; y espero que lo logremos para que al final lleguen al pleno los mejores perfiles, no solo en esta elección, sino que cuando sea el turno de elegir otros funcionarios de segundo grado.

Debemos entender que nuestra sociedad evoluciona y nuestros procesos legislativos deben avanzar e incorporar elementos acordes a las nuevas realidades. Por ello, reitero la invitación a avanzar en la tarea de hacer las reformas correspondientes a nuestro Reglamento Interior.

Los magistrados electos, además de idóneos, probos, llevan sobre sus hombros el compromiso de mantener la independencia del Órgano Judicial. Eso es esencial para el sistema de pesos y contrapesos en una democracia.

Por el momento, tenemos los votos para elegir a cualquiera, es el riesgo al no haber filtros adecuados en las instancias que proponen a los aspirantes; sin embargo, no tenemos los votos para elegir de entre ese universo a los mejores. El reto no solo es elegir, sino elegir bien.

Presidente de la

Asamblea Legislativa.