Zapatos grandes por llenar

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17 July 2018

El período de nueve años de cuatro magistrados de la Sala de lo Constitucional y una magistrada de la Sala de lo Civil de la Corte Suprema de Justicia, concluyó este pasado domingo. Al momento de escribirse estas líneas, no hay Sala de lo Constitucional. Nada es a este momento más importante en la vida institucional del país que elegir una Sala independiente, valiente, sin cuotas partidarias, que llene la talla grande de los zapatos que dejan los “cuatro magníficos”. Y es que el desempeño de ellos como magistrados fortaleció la institucionalidad democrática de la nación, dejándonos como legado una mayor independencia real entre poderes.

Le pregunté a la persona en quien más confió de quienes elegirán a los nuevos magistrados si a su juicio se puede, con las personas que aparecen en las listas para candidatos a magistrados, elegirse una nueva Sala de lo Constitucional con las características señaladas. Me respondió que sí es posible, por lo que concuerdo con los conceptos expresados ayer en estas páginas por Manuel Enrique Hinds, en su columna “La hora de la verdad para ARENA”. Siendo los tricolores el único partido sin cuyos votos no se llega a la mayoría calificada en la Asamblea, su responsabilidad es mayor en esta crucial elección de magistrados. En juego está la visión que le ofrecen al país (fondo) y la capacidad de negociación que poseen (forma).

La Sala de lo Constitucional que concluyó su período este pasado domingo preservó el orden constitucional en circunstancias muy difíciles, con el chavismo en su punto más alto y los petrodólares circulando por el hemisferio. Con un presidente que cegado por las mieles del poder, pensó que este sería ‘ad infinitum’; cátedra fue sentando la Sala con sus resoluciones, entre ellas, la inconstitucionalidad de las transferencias a Casa presidencial por parte de las demás instituciones del estado. Ya en este quinquenio la Sala detuvo el entuerto del Sitramss, surgido tras las elecciones legislativas y municipales de 2012, donde se le dio a una empresa el uso exclusivo de un carril de la vía pública.

En cuanto a la pureza de la democracia, la Sala prohibió la práctica del transfuguismo y resolvió a favor del voto por rostro, para que los funcionarios electos respondan más a los votantes y menos a las cúpulas partidarias. En lo que al uso de fondos por parte del estado respecta, la Sala de lo Constitucional declaró inconstitucional el aumento del techo de los certificados (CIP) de los fondos de pensiones, protegiendo con ello los ahorros de los cotizantes. Que fue perfecta la Sala, pues obviamente que no lo fue, habría que leer resolución tras resolución para emitir opinión sobre el desacuerdo. Pero que fue capaz, valiente e independiente, en definitiva que si lo fue.

Idoneidad, ética e independencia, son los criterios que se le piden a los diputados, para elegir a los nuevos magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Porque después de los últimos nueve años, se entiende más ahora que antes la importancia que tiene la Sala de lo Constitucional. Por ello es tan minucioso el seguimiento que, como nunca antes, le hace la sociedad civil al proceso de elección de magistrados, sin importar quien sea el que dirija o esté por llegar a dirigir el destino del país desde Casa Presidencial, ya que no es este un asunto de carácter ideológico sino de apego a la ley primaria que rige a la nación. Esté quien este en “la guayaba”.

Varias revelaciones hicieron los ahora exmagistrados de la Corte Suprema de Justicia en el tour de medios que realizaron durante la semana anterior. Pero de todo lo que dijeron, me quedo con una sola cita, sencilla, sin dramatismo: “Solo cumplimos con nuestro deber”. Para bien de El Salvador, ojalá se apliquen los criterios citados para elegir a los nuevos magistrados y que puedan ellos, resolución tras resolución —cumpliendo solo con su deber—, ir llenando los zapatos grandes que les dejaron sus antecesores, con el apoyo de la sociedad en su conjunto.

Abogado y periodista