El Estado inmoral

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12 July 2018

La política como ciencia ética se encarga de administrar las sociedades humanas para una convivencia en paz y armonía, donde impere el bienestar de los ciudadanos. Las acciones humanas, al ser intrínsecamente morales, necesitan un esquema reglado legal que se encargue de velar su cumplimiento.

Este andamiaje jurídico es establecido por gobernantes que dirigen el Estado, que representa la comunidad social que habita un mismo territorio. En el pasado, la visión ética y política de los clásicos consistía en tres pilares esenciales: 1) la normatividad, 2) la politicidad y 3) la practicidad. Estos elementos edificaban un Estado articulado y funcional, para un desempeño social armónico. Sin embargo, el surgimiento de corrientes filosóficas como el idealismo han desvirtuado la finalidad ética del Estado.

El idealismo de Friedrich Hegel pretendió distinguir la ética de lo moral al punto de afirmar que existe ética sin moral. El idealismo hegeliano reduce la ética al ámbito colectivo y restringe lo moral al espectro individual. La ética empieza a identificarse con la costumbre y la moral queda reducida al juicio de conciencia individual, abriendo la puerta a una gama indefinida de “preceptos morales”.

Aparecen vestigios de un Estado neutral, el cual no se decante por reglas morales universales a todos los ciudadanos, empezando con ello a germinar un Estado inmoral; debilitándose gradualmente. Debemos saber que un Estado ético significa un Estado fuerte, y un Estado neutro es un Estado débil… no posee una corteza solida de moralidad que lo mantenga erguido.

El Estado, al querer configurarse como neutral, indirectamente termina anulando a la ética. Nicolás Maquiavelo desecha la ética al recomendar políticamente que el Estado debe desarrollar una técnica para controlar el poder sin ningún freno. En su obra El príncipe, Maquiavelo nos narra de como “si el príncipe quiere lograr el éxito, tiene que simular y disimular, pero finalmente actuar con la regla que lo conduzca a ese éxito”. Evidentemente se dimite de la conducta ética para lograr fines personalistas.

Thomas Hobbes también produce una ruptura jurídica al originar un vaciamiento de sustancia comunitaria del orden político por su proposición teórica de un contrato social. La inevitable pérdida de esta sustancia comunitaria se produce al no existir un abocamiento a la naturaleza de las cosas y guiarse únicamente por la voluntad individual y juicio personal.

Nos encontramos ante un Estado monopolizador de los juicios morales, produciendo con esto un desagüe de los verdaderos pilares morales de antaño. Presenciamos una volatilización del Estado, donde no existen sólidos parámetros morales que cimienten el tejido social ético donde convivan los ciudadanos.

Aquí llegamos al punto donde aparece el Estado inmoral, el cual pretende admitir y legitimar toda libertad de conciencia coartando con esto toda ley moral universal, llegando sin saberlo a una destrucción del mismo Estado. El orden político y jurídico social es abolido por un nihilismo avasallador y la finalidad de servir a los individuos va mermando al pretender ser neutral, dada que esa neutralidad es utópica; eliminando paulatinamente el orden jurídico y político de la sociedad.

Para lograr el bien común de la comunidad política es insoslayable que exista orden, seguido de la imprescindible verdad. Si desvirtuamos esto caeremos en una anarquía inicialmente imperceptible, esa que Alexis de Tocqueville nos advertía: “el liberalismo llegará a convertirse en una tiranía suave”.

Actualmente el planeta ya vive esa tiranía suave y se llama ideología de género, donde en muchos países existen leyes irracionales y atroces que están llevando al colapso antropológico de nuestra especie humana… nuestro país no escapa de ello, recientemente se presentó una iniciativa de ley en educación para sembrar esta semilla ponzoñosa, que atenta gravemente contra la formación humana de los niños, debe detenerse a tiempo e impedir su avance o pasaremos a formar parte de ese pandemónium ideológico que se ha convertido en la dictadura por antonomasia del siglo XXI.

Analista político y Escritor

@LuisSaxum.