AMLO, sus vecinos y la región

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03 July 2018

Tanto va el cántaro al agua que por fin se rompe, dice la sabiduría popular. En su tercer intento, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ganó la presidencia de México por treinta puntos a su más cercano perseguidor, con buenos resultados también para su partido MORENA tanto en el Congreso como en gobernaciones. En la batalla por los sentimientos son varias las causas que hicieron que la cólera de los votantes derrotara a la incertidumbre (miedo) que genera su figura, entre ellas la mala opinión que tienen los mexicanos del gobierno de Enrique Peña Nieto del PRI, lo viciado que se percibe el sistema —la corrupción como punto clave— y errores de estrategia del candidato del PAN. Las felicitaciones no se hicieron esperar, desde Donald Trump hasta Nicolás Maduro.

“No apostamos a construir una dictadura, ni abierta ni encubierta” fue una de las primeras frases de López Obrador ya como virtual presidente electo, sabedor de que necesitará del concurso de todos los mexicanos, en especial de los que no votaron por él, para intentar cumplir sus promesas de campaña. Señaló el respeto a las libertades —empresarial, de expresión, de asociación— y que no habrá confiscaciones ni expropiaciones, asegurando a su vez, para oídos del mundo financiero internacional, “disciplina financiera y fiscal” durante su gestión. Su discurso fue políticamente correcto para llevar tranquilidad a un México que tanto la necesita para intentar crecer y prosperar durante el próximo sexenio.

Cinco meses faltan para la transmisión de mando en “Los Pinos”, y a ello hizo referencia John Bolton, Consejero de Seguridad Nacional estadounidense cuando le preguntaron el domingo sobre un —en ese momento— posible triunfo de López Obrador. “Será una transición larga”, respondió. México es la segunda economía latinoamericana, aunque tenga tan notorios contrastes tiene inmensa riqueza, y comparte dos mil kilómetros de frontera con los Estados Unidos, por lo que al igual que para nosotros en el “triángulo norte de Centroamérica”, de suma importancia es para ellos, el tema migratorio. El triunfo electoral de AMLO llega justo un año después del establecimiento de la “Doctrina Trump” hacia el hemisferio.

“Un año de la Doctrina Trump para el continente americano” es el título del artículo escrito por el ex corresponsal de ABC en Washington, Emili J. Biasco. Especial mención hace en dicho artículo al discurso del presidente estadounidense pronunciado el 16 de junio de 2017 en el teatro Manuel Artime de Miami. “Sabemos que es mejor para Estados Unidos que haya libertad en nuestro hemisferio, ya sea en Cuba o en Venezuela, y contar con un futuro en que la gente de cada país pueda vivir su propio sueño”, dijo Trump. Biasco afirma que “el realismo de principios” es como define Trump su política exterior, por lo que los países deberían adquirir mayor responsabilidad en la creación de estabilidad en su propia región, dondequiera que esta se encuentre.

Concreta el periodista español en que dos puntos son los que constituyen la “Doctrina Trump” para América Latina: 1- Presión sobre los regímenes que abiertamente se aparten de la senda democrática; y, 2- Empujar a los demás países de la región a que también ejerzan dicha presión. En el año transcurrido desde su discurso en Miami, Trump revirtió algunas de las medidas de Obama hacia Cuba, condicionando el estado de las relaciones diplomáticas (que mantiene) a “progresos reales” hacia la democracia en la Isla. Sobre Venezuela, Trump habría ido cerrando el cerco contra miembros de la cúpula chavista y contra la petrolera Pdvsa; mientras que el Grupo de Lima coordina a los vecinos del régimen y hay movilización en la OEA. Las sanciones de la Unión Europea van en línea del deseo estadounidense.

El triunfo del “primer presidente de izquierda” en México no cambia la geopolítica de la región latinoamericana, ya que se descascaró el chavismo y nadie espera el resurgir del “Socialismo del Siglo XXI”. Hay cosas mucho más serias en la agenda bilateral Estados Unidos-México, como el tema migratorio y el NAFTA, los cuales en la primera potencia en el mundo son vistos como “asuntos domésticos”. Y sobre todo, es tan grande la tarea por realizar en el cumplimiento de sus promesas de campaña que solo cabe esperar de él madurez y ecuanimidad, para el bien de todos los mexicanos, de nosotros sus vecinos y de la región latinoamericana. Sus primeras acciones parecerían ir por esta vía.

Abogado y periodista