Alianzas que no ayudan a renovar la política

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30 June 2018

ARENA anunció que está en negociaciones para concretar alianzas y coaliciones cara a las elecciones presidenciales. PCN, PDC y GANA —estos últimos a nivel de “plática informal”— son los partidos con los que los tricolores analizan unir fuerzas en los comicios de 2019.

En las elecciones legislativas de 2018, en las que el FMLN fue el gran perdedor, ARENA obtuvo casi 31 mil votos menos que en 2015. Es difícil afirmar con certeza que éstos se fueron a los otros partidos de “derecha”. Lo cierto es que GANA, PCN y PDC ganaron votos respecto a los anteriores comicios. El partido naranja tuvo 33 mil votos más; el de las manitas, casi 68 mil más, y los demócratas cristianos, 3 mil. Desde la perspectiva numérica, parecería que a ARENA le conviene aliarse con esos partidos con los que, en teoría, comparten algunos principios y cuestiones programáticas.

Para 2019, sin embargo, las cosas serán diferentes. En 2018, al ser elecciones legislativas, se podía votar por rostro. Esto pudo motivar a la ciudadanía a votar cruzado o incluso por un partido por el que nunca lo habían hecho antes, debido a la confianza que les inspiró alguno de los candidatos. Probablemente también el desencanto con la clase política (no hace falta repetir los sondeos y encuestas que lo evidencian) los llevó a votar por una tercera opción, diferente de quienes han gobernado en los últimos 30 años.

En línea con esto último, en las presidenciales tendríamos la participación de un personaje que se vende como opción diferente, que con un discurso antiestablishment y lleno de victimismo, busca capitalizar el disgusto con los partidos tradicionales y traducirlo en votos. Y aunque de “nuevo” solo tiene el nombre —sus acciones y gente de la que se rodea lo delatan—, éste puede permear y surtir efecto.

La población está exigiendo renovar el quehacer político en el país. Carlos Calleja lo tiene en mente. “Para ganar, debemos reconocer que vivimos en tiempos distintos. Los ciudadanos piden un cambio en la forma tradicional de hacer política. Están decepcionados de cómo se ha gobernado. El camino al éxito es renovación”, dijo en su discurso en la Asamblea General extraordinaria que lo acreditó como candidato presidencial.

Ante este panorama, ARENA debería ver más allá de la matemática o territorialidad y considerar seriamente si vale la pena tomar el camino de las alianzas o coaliciones con esos partidos. De lo contrario, arriesgan ser incoherentes con su discurso de renovación, quedarse en mera retórica electorera y confirmarían la política mezquina y calculadora de siempre, que se hace a costa de lo que es correcto y mina la institucionalidad. Para muestra, un botón de la historia reciente de nuestro país.

Desde 1990, la Corte de Cuentas de la República (CCR) ha estado presidida por figuras ligadas al PCN, como Rafael Hernán Contreras Rodríguez, quien, durante su gestión, pidió a un auditor que se saltara los procesos de ley en el análisis de los gastos reservados de la presidencia de Tony Saca. Saca y sus colegas habrían desviado y malversado más de $300 millones de las arcas del Estado, gracias a la “partida secreta”.

La CCR sigue vinculada de algún modo al PCN. Su actual presidente, Carmen Elena Rivas Landaverde, renunció apenas 25 días antes a ese partido para postularse como magistrada. Fue elegida con votos de ARENA (hay que decir que 12 diputados votaron en contra y dos se abstuvieron), de GANA, del PCN y del FMLN.

Para las elecciones de 2014, fueron GANA, PCN y PDC que juntos impulsaron y apoyaron la candidatura de Tony Saca, bajo la bandera de “Unidad”. De haber llegado a la presidencia de nuevo, Saca hubiese garantizado su inmunidad por cinco años y los delitos por los que ahora se le acusa hubiesen prescrito al final de su periodo. Si ganaba, quién sabe si la justicia salvadoreña lo estaría procesando.

Siempre hay un costo en hacer alianzas para ganar una elección, como la repartición de cuotas. ARENA se encuentra en un momento crucial para escuchar a la gente y no tener miedo a seguir un camino coherente con la renovación que predican, aunque sea doloroso y sacrificado. De lo contrario, la ciudadanía les pasará factura.

Periodista, máster en

Comunicación Corporativa

jgarciaoriani@gmail.com