La peligrosa disposición para darle fuego al cañal

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21 June 2018

Esta última semana se ha percibido un ambiente sumamente parecido al que se vivió en 2009. Muchos pueden pensar que esta afirmación está relacionada con la esperanza que un segmento importante de la ciudadanía experimenta por la oportunidad de probar a un nuevo partido en el gobierno. En 2009, ARENA había estado en el poder durante mucho tiempo, y el FMLN se proyectó como una alternativa para los salvadoreños que estaban descontentos con la situación del país. Ahora, después de nueve años de haber probado al FMLN en el gobierno y ver cómo sus funcionarios lograron agudizar los principales problemas de El Salvador, la posibilidad de poder sacar a ese partido del poder en las próximas elecciones también genera esperanza en un porcentaje significativo de la ciudadanía. Así lo sugieren todas las encuestas que capturan la frustración de los salvadoreños con el trabajo desempeñado por los efemelenistas.

Aunque es válido identificar esta esperanza como un factor común entre 2018 y 2009, no es eso a lo que me refiero. Lastimosamente, los elementos en común que identifico no producen esperanza, sino alarma y preocupación. Igual que en 2009, por ejemplo, vemos cómo el FMLN está en completa disposición de utilizar grupos de choque como instrumento para lograr objetivos partidarios.

Recuerdo que, para las elecciones de 2009, la información que se manejaba en círculos de seguridad e inteligencia indicaba que el FMLN estaba preparado para, en caso de perder las elecciones, quitarles el bozal a sus estructuras clandestinas para que ejecutaran diferentes tipos de atentados alrededor del país, especialmente en San Salvador. Según fuentes de inteligencia, dirigentes del partido mantuvieron a estos grupos en los alrededores del hotel capitalino donde se realizó el escrutinio, movilizándose completamente armados y a la espera de instrucciones para iniciar el caos.

Algunas personas pueden pensar que esta es una exageración, una leyenda urbana basada en información falsa o, a lo mucho, a estereotipos fabricados bajo una mentalidad anclada en los Ochenta. Sin embargo, la tensión fue real. Muchas personas en círculos de inteligencia y seguridad expresaron su alivio al conocer los resultados que le daban el gane al FMLN, ya que ello significaba que los grupos de choque, armados hasta los dientes y dispuestos a lo que fuera necesario, no iban a recibir la orden de prenderle fuego al cañal.

El caso de Mario Belloso debe servir como recuerdo permanente de los extremos a los que los cuadros más radicales del oficialismo están dispuestos a llegar. Lastimosamente, las negociaciones sucias bajo de la mesa y los intereses políticos oscuros no permitieron que el caso revelara las complejas redes detrás de Belloso. Algunos oficiales de policía aún cuentan cómo, por ejemplo, uno de los informantes clave en el caso se mostró temeroso ante la posibilidad de que un jefe policial, ahora importante funcionario, conociera su identidad, argumentando que era parte del problema que iba a denunciar.

Esta semana, el FMLN jugó un papel protagónico en los incidentes violentos suscitados en la Asamblea Legislativa. La agresividad, la forma en que se desarrollaron los hechos, sugiere que el partido oficial está dispuesto a recurrir a ese esquema estratégico y operativo.

El FMLN tiene pocas posibilidades de recuperar terreno entre los votantes. No podrá revertir las crisis que ha profundizado por nueve años en unos cuantos meses. La rapidez con la que, sin dudarlo, optó por usar sus grupos de choque indica que aún está dispuesto a prenderle fuego al cañal, destruir o aniquilar lo que sea en la consecución de objetivos partidarios. Esto es especialmente preocupante considerando el poder del que goza estando al frente del Ejecutivo.

Criminólogo