Me asustas cuando callas

descripción de la imagen

Por Ricardo Avelar

14 June 2018

"Me gustas cuando callas", escribió el chileno Pablo Neruda en el Poema XV de sus “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”. En sus estrofas se respira melancolía, miedo e incomodidad. Y si bien me encantaría contarles con detalles lo que este texto me ha producido desde hace años, no es ese mi objetivo el día de hoy. Con el perdón del prolífico autor, vengo a parafrasearlo, y utilizar sus palabras con otro propósito. Aquí va:

Queridos ARENA y FMLN, me asustan cuando callan porque sus conciencias parecen ausentes y las voces de la ciudadanía las oyen, pero estas no les tocan. Parece que el sentido común se les hubiera volado y las contradicciones les tapan la boca.

Me asustas cuando callan los abusos de derechos humanos, porque si lo avalan, en otro contexto podrían hacer lo mismo. Me asusta que denuncien con fuerza los abusos de los contrarios, pero callen o defiendan los de aquellos que son cercanos.

Querido FMLN, me asustas cuando callas al ver que Daniel Ortega ha encabezado una sistemática represión a quienes protestan las decisiones más polémicas de su gobierno. Me asustas cuando ignoras que el otrora líder de la revolución y opositor de la dinastía de los Somoza se ha convertido en un nuevo caudillo. Me asustas cuando no entiendes el abismo que existe entre su forma de gobernar y los ideales que hace menos de cuarenta años se enarbolaban al derrocar a “Tachito”.

Me gustas cuando no callas, FMLN. Como cuando meses atrás, tus diputados se dieron cita en la embajada hondureña para protestar por los abusos y las pretensiones de concentrar el poder de Juan Orlando Hernández, mandatario del vecino país que de forma atropellada logró un segundo periodo al mando. Ahí se apreció tu ánimo antiautoritario y tu espíritu de lucha. En ese momento, quien calló fue la derecha, que prefirió no condenar a su allegado.

Me asustas cuando callas, ARENA, porque parece que no aprendiste nada del pasado. Que estás anclada en defender selectivamente algunos principios. Me asusta que condenes con vehemencia a Nicolás Maduro pero aceptes que decir “¡fuera JOH!” en Tegucigalpa te pueda costar la libertad o hasta la vida. Me asustas cuando callas, sabiendo que en Honduras han matado y desaparecido a manifestantes y defensores de derechos humanos.

Me asustan ambos cuando respaldan la violencia y hasta ofrecen su apoyo a gobiernos que aunque se dicen de lados opuestos, perdieron de la misma forma el miedo de silenciar a la prensa, de armar a civiles para que vapuleen a sus compatriotas y hasta de matar. Me asustan cuando se evidencian sus lealtades, no a un ideario antiautoritario, sino a un poder sin límites siempre que este sea ejercido por sus amigos.

Me asustas cuando callas, FMLN, cuando por años denunciaste la corrupción de la derecha y ahora que tu primer presidente, Mauricio Funes, aparece salpicado en una compleja trama de presunto desvío de fondos, no haces más que un tibio pronunciamiento. Y no es que el tema lo hayas olvidado, porque cuando de la derecha se trata, lo denuncias con pasión.

Me asusta cuando te pronuncias, ARENA, sobre el caso Funes, y algunos de tus voceros piden separar de su cargo a funcionarios actuales que tienen pendientes investigaciones de presunto enriquecimiento ilícito, porque al mismo tiempo callas sobre algunos de tus líderes que están en las mismas. Y no solo callas, los defiendes, los acuerpas, incluso les premias con una jefatura de fracción.

Me asustas cuando callas, ARENA, cuando se evidencia el truculento manejo de fondos públicos durante tus gobiernos. Me asustas cuando le dices “incapaces” a quienes gobiernan, sabiendo que tu ineptitud en algunos temas le heredó al FMLN un país violento y con pobre crecimiento.

Me asustas cuando callas, joven de ARENA o del FMLN, pues cuestionar a tu dirigencia o los corruptos de tu partido complican tu camino a un cargo público. Me asusta que la rebeldía la hayas sustituido por un silencio cómplice.

Pero más me asustas tú, ciudadano, cuando al ver estas situaciones también callas. Cuando notas cómo actúan los partidos y les sigues defendiendo. Cuando la misma corrupción la denuncias del contrario y la defiendes de tu amigo. Me asustas cuando a pesar de estos vacíos, dejas que la propaganda y el proselitismo partidario te enamoren más que el mismísimo Neruda a Matilde Urrutia, su gran y último amor.

Analista político

@docAvelar