Sí, señor… ¡Funciona!

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Por Pedro Roque

09 June 2018

En mi artículo de hace dos semanas les comentaba los consejos del Dr. Martín Fuster, el eminente cardiólogo español, sobre la conveniencia y qué es mejor y más saludable, y yo me permito añadir, más práctico, más económico y principalmente más preventivo, promocionar los buenos hábitos de la salud, en lugar de focalizarse en prevenir la enfermedad, a través del ejercicio de buenos hábitos, fáciles de adquirir, pero que como todo buen hábito, requiere disciplina al principio, hasta que lo realizamos espontáneamente y sin pensarlo.

Como yo, lo mismo que según las estadísticas, el 80 % de las personas, padezco frecuentemente de reflujo esofágico, aplicando el principio de focalizarme en el hábito de promocionar la salud, he cambiado mi régimen alimenticio, incluyendo más alimentos que no lo producen, pero lo más importante, reorganizando mis horarios de comida y tomando más agua a lo largo del día.

Así, desde hace dos semanas no tengo malestares, desayunando a las 7:00 de la mañana, almorzando a las 12:30 y cenando a las 6:00 de la tarde… De esta forma cuando llega la hora de descanso ya finalizó el proceso de digestión y cuando voy a dormir no tengo ningún temor de que los complicados y graves episodios de ahogamiento que ya he sufrido varias veces.

Pero lo interesante de este principio básico y sencillo es que también lo puede aplicar en todo, de igual forma que el Principio de Pareto…

Por ejemplo, con las relaciones interpersonales, es mejor promover y aplicar los buenos hábitos de la comunicación preventiva, que esperar a que las cosa sucedan, para discutir por qué sucedieron… De ahí que las nuevas normas de la ISO sobre los sistemas de gestión, todas tienen como requisito que en las empresas exista un sistema eficiente de comunicación.

Con la atención a los clientes, es mejor y más satisfactorio para los empleados promover los buenos hábitos de la atención a los clientes, que hacerlo de cualquier forma y esperar su reacción. Esto es muy arriesgado, pues como reclamar es incómodo y molesto, muchos clientes no lo hacen, pero no vuelven y no hablan bien de la empresa…

Y si lo lleva a los procesos de producción se dará cuenta de que es mejor enseñar y promover hacer bien los trabajos, que especializar a empleados a que reparen lo que se hizo mal…

Al final he concluido que todo se puede expresar en términos de “sanidad”… Es decir: hábitos sanos para promover la alimentación, hábitos sanos para promover las relaciones interpersonales, hábitos sanos para promover la atención a los clientes, hábitos sanos para promover la calidad, hábitos sanos para promover la productividad, hábitos sanos para promover la rentabilidad, hábitos sanos para promover el comportamiento urbano, hábitos sanos para el ejercicio de los cargos en el gobierno y hábitos sanos para el ejercicio de la política…

Es decir, se trata de cambiar la cultura de los malos hábitos por una cultura de hábitos sanos y sencillos que nos beneficien a todos y ser más preventivos y proactivos que reactivos y groseros.

Quizás con esta forma de explicarlo se entienda mejor el remedio para cambiar la cultura de abuso e irrespeto que sobrentendemos en el país.

En un país con buenos hábitos la gente vive mejor, la economía es más sana y crece más; si no lo cree, mire cómo van, por ejemplo, Alemania, Singapur, Japón y Estados Unidos.

Columnista de El Diario de Hoy.

pedroroque@metodopr.com