Estamos a ocho meses de la próxima elección presidencial en El Salvador y, tras un ejemplar ejercicio de civismo y democracia al interior del FMLN, he asumido un compromiso como candidato de este histórico partido, se trata del desafío de realizar una amplia movilización nacional, para así definir el rumbo en el que nos conduciremos hacia una nueva victoria en 2019.
Comenzamos a transitar esta ruta en unidad, cerrando filas para esforzarnos de manera constante por ese triunfo, seguros que será posible si mantenemos presente tanto el mensaje que la población nos dio en marzo pasado y el que nos brindó internamente nuestra militancia, sobre la necesidad de que permanezcamos cercanos a la gente, nos volquemos al territorio y recuperemos las alianzas sectoriales que siempre fueron parte vital de nuestro proyecto político.
Tengo claro que las y los salvadoreños demandan aún más de sus gobernantes, y que lejos de escuchar las tradicionales frases de campaña, lo que verdaderamente requieren es que aceleremos el ritmo en la búsqueda de soluciones a sus mayores preocupaciones. Por ello, desde ya, he planteado tres grandes ejes de trabajo para que, en consonancia con esas principales necesidades, sean tratados con la gente y diversos actores sociales, de modo que juntos tomemos las decisiones sobre cómo abordarlos.
El primero de esos ejes es la situación de violencia e inseguridad, la cual desde hace varias décadas se ha venido suscitando en nuestro país. Sin duda a partir de la implementación del plan El Salvador Seguro, que nació como fruto del esfuerzo y amplio consenso de varios sectores de la sociedad, hemos alcanzado progresos importantes, entre ellos la reducción significativa de las cifras de homicidios y extorsiones. Sin embargo, es posible tomar medidas para avanzar con mayor rapidez en este tema, principalmente, actuando en dos vías, al ser firmes en la lucha contra la criminalidad y con las causas estructurales que excluyen a las y los jóvenes de oportunidades para realizarse y les exponen a ser reclutados por los grupos delincuenciales.
Un segundo eje, íntimamente relacionado con el anterior, es la generación de empleo y crecimiento económico. Debemos apostarle con determinación a crear fuentes de trabajo digno para la población, especialmente para la juventud, fortaleciendo los espacios para su formación técnico-profesional, mejorando las condiciones para la inversión y potenciando polos de desarrollo departamentales, a través de los que se facilite su rápido ingreso al mercado laboral en rubros que, además, son cruciales para la dinamización de la economía nacional, tales como la agroindustria, el turismo y los emprendimientos.
Y la tercera línea, que deriva de una inquietud muy relevante que me ha expresado nuestra gente, es el futuro de los programas sociales que han ayudado a numerosas familias con escasos recursos económicos, con énfasis en áreas prioritarias como la educación y la nutrición infantil. En ese sentido, es indispensable perfeccionarlos y garantizar su continuidad, para que mientras nos enfoquemos en la superación de las causas estructurales que por años han provocado exclusión en nuestro país, también sigamos respondiendo a las necesidades sociales más inmediatas.
De todo lo anterior dialogaremos con la población en general, nuestra militancia y toda persona o sector que desee sumarse a esta conversación, pues es escuchando y construyendo juntos que podremos elaborar una plataforma que refleje de la manera más fiel lo que nuestro país demanda. Trabajaremos entonces para que como gobierno, a partir de junio de 2019, profundicemos nuestra cercanía y servicio a favor de la gente.
Candidato presidencial del FMLN