Las salas cuna: un logro al alcance de la nueva Asamblea Legislativa

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Por Roberto Murray y Jimmy Vásquez

31 May 2018

Por: Roberto Murray Meza y Jimmy Vásquez

La anterior legislatura finalizó con la reforma por unanimidad del Código de Familia que impide el matrimonio infantil. Hoy, la recién iniciada Asamblea Legislativa, tiene una de las primeras oportunidades para hacer un impacto similar en el desarrollo social, económico y fiscal de la nación, legislando sobre la instalación y mantenimiento, por parte de los patronos, de salas cuna para los hijos e hijas de los trabajadores.

¿Por qué es tan importante lo que se decida sobre estos centros de cuidado infantiles?

Primera razón. El Salvador es uno de los países más jóvenes de América Latina. Cada año nacen, en promedio, 100,000 bebés (CELADE, 2018). Su trayecto de vida es lo más preciado para madres y padres, que a su vez también son empresarios y trabajadores, ciudadanos y votantes. Pero a pesar del interés de las familias en el cuidado de los niños y niñas, según cifras oficiales, tan solo el 2.2 % de niñas y niños de 0 a 3 años asiste a un centro de educación inicial (Digestyc, 2018).

Además, uno de cada tres niños y niñas entre 0 y 3 años viven en hogares con solo alguno o ninguno de sus padres. Alrededor del 50 % de hogares con niños o niñas entre 0 y 3 años, viven en pobreza, siendo las principales privaciones que el adulto a cargo no sabe leer y escribir y está subempleado. En el afán de la rebusca, este único adulto a cargo, no está en el hogar, y además no tiene herramientas para estimular adecuadamente a sus hijos e hijas.

Segunda razón. 85 % del cerebro se desarrolla en los primeros tres años. La neurociencia nos indica que, al momento de nacer, el cerebro humano posee alrededor del 17 % de conexiones y sendas neuronales (OCDE, 2007). Al tercer año de vida, el cerebro alcanza el 85 % de su crecimiento total. La actividad cerebral en los primeros tres años de vida, equivale al doble de la cantidad habitual de un adulto (Berlinski et al, 2015). Como bien dice la sabiduría popular “los niños son una esponjita”.

En el desarrollo del cerebro influyen las condiciones ambientales y las experiencias vividas. Experiencias positivas como una estimulación adecuada en el momento preciso, promueven el desarrollo del cerebro con resultados favorables a largo plazo para la adquisición de habilidades, capacidades y competencias tales como leer, hablar, escribir y razonar; aprender inglés y computación; o, planificar, resolver conflictos, respetar las leyes de tránsito y normas de convivencia (Center on Developing Child, 2017).

Tercera razón. Experiencias negativas llevan a estrés tóxico y un pobre cerebro. Cuando hay cuido inadecuado, abuso y castigo físico, sencillamente, el cerebro deja de crear conexiones neuronales. Es por ello, que es fundamental que existan intervenciones para el desarrollo de los más pequeños y que sean con personal calificado. Pero también porque se trata de la fuerza laboral del año 2040, quienes pagarán parcial o totalmente la deuda contraída en la actualidad.

Cuarta razón. No actuar tiene un precio. Estimaciones para países centroamericanos indican que dejar de intervenir en el desarrollo temprano de niños y niñas tiene un costo estimado de 4 % del PIB, repercute en un déficit de más de 4 grados escolares, y una disminución de 26.6 % de sus ingresos en la adultez (BID y Unicef, 2016).

Dados los bajos niveles de cobertura, un esfuerzo público-privado que conduzca a la universalización del cuido en estos primeros años de vida, tiene grandes beneficios para el país: se crea un nuevo sector económico que puede generar no menos de 20,000 nuevos empleos, dinamiza la inversión pública-privada, y, mitiga los costos de no actuar antes mencionados.

Son muchos los caminos que llevan al subdesarrollo, decía Héctor Lindo-Fuentes, al analizar la historia económica del país desde 1821 hasta la fecha. En su historia, El Salvador ha probado uno de los caminos más seguros: no invertir en su infancia. Cuando en noviembre del año 2017, la Sala de lo Constitucional realizó una sentencia en la que ordenó a la Asamblea Legislativa emitir una normativa que desarrolle el artículo 42 de la Constitución de la República, no solo solicitó una discusión que normara el cumplimiento de dicho mandato. En realidad, abrió la puerta para tener una discusión sobre el futuro del país y la construcción en el presente de las habilidades, destrezas y capacidades de la generación de nuestros hijos y nietos.

*Roberto Murray Meza, presidente Fundación Rafael Meza Ayau y Jimmy Vásquez, especialista en políticas sociales de Unicef El Salvador.