La gordura NO es hermosura

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Por Carlos Alfaro Rivas

29 May 2018

Coloso de la Montserrat. Domingo 20 de mayo de 2018. Gran final entre Alianza (ganador) vs. Santa Tecla FC. El almuerzo aún sin digerir pero: Fulano pide “un pan con doble chorizo”. Sutano: A mí regáleme una carne de chucho”. Perencejo: “Me da una bolsa grande de chicharrones”. Calín: “Nada, gracias”.

No me pude concentrar en la pelota rebotando en la cancha, pues me asusté por tanta pelota en el abdomen de mi gente, comprobando la alarmante estadística que me había desayunado en días pasados: Casi 4 de cada 10 salvadoreños urbanos, entre 2 y 19 años, son obesos; es decir, con un índice de grasa corporal arriba del 30 %. “En Latinoamérica solo México y Brasil son más hermosos”, informa la lorita Pepita, con el pico lleno de tortilla frita.

Perdoná lorita, pero la gordura no es hermosura. ¿Cómo va a ser hermoso que nuestros cipotes sean carne de cañón para morir del corazón, culpa de la hipertensión, producto del exceso de colesterol en la alimentación? No solo del chacalele, los niños obesos también pueden morir, antes que sus padres, culpa de la diabetes, el cáncer y otras maldiciones.

Además del físico, la obesidad se lleva de encuentro nuestras emociones. El gordito se siente pura vieja al verse en el espejo; al perder movilidad y productividad, al no cerrarle el jeans, al ser víctima de constante bullying.

Nuestras autoridades de educación y salud están conscientes que nuestros hijos se están yendo para Chile - “para chile relleno” aclara la lora, y para que no digan que no hacen nada, prohíben las pupusas, los churros y las gaseosas en los chalets escolares.

Incorrecto. ¿Qué tienen de malo un par de queso en el recreo? Yo me las di por varios años y no tengo ni tuches ni, diabetes, ni colesterol alto.

Lo correcto es que padres, gobierno, escuelas, iglesias, empresa privada, medios de comunicación y ONG, unamos esfuerzos para frenar el viaje de nuestros hijos a chile (relleno) y al cementerio.

Árbol que crece torcido, jamás endereza sus ramas. No permitamos ramas torcidas en los árboles del mañana. Urge abonarlos, todos los días, con el ejemplo y la educación.

Dicen los que saben, que entre los 6 y 9 años es cuando más cala la cátedra sobre cómo funciona nuestro organismo; la importancia de una alimentación balanceada; los beneficios de la actividad física; cómo controlar nuestras emociones.

Importante establecer horarios para comer en familia, sin celulares en la mesa; no saltarse el desayuno; elegir alimentos bajos en grasa y azúcar; alto consumo de frutas, verduras y agua pura; ojo con la carne de chucho, los chorizos, los chicharrones y la tortilla frita.

Importante también inculcar la disciplina de la actividad física; no es necesario ser maratonista. Pequeños cambios de hábito aportan salud: Subir las gradas en vez del OTIS, pasear a Kaiser, cambiar el sofá por el parque... Como predicaba Michelle Obama, “Move!” Como le ordenó su mujer gringa al primo, “Quique, Move your ass!”.

Hay esperanza. Aplausos por la unión de esfuerzos entre una ONG (Save the Children) y una empresa privada (Diana), para combatir la obesidad escolar en El Salvador. Un programa integral, dirigido a estudiantes, docentes y familiares, que además de educación nutricional, y promoción de la actividad física, incluye estar ojo al Cristo con las emociones de los cipotes.

Por el bien de El Salvador, ojalá que otras empresas de alimentos y bebidas se sumen a la causa, apoyando no solo la educación, el movimiento y el control de emociones, sino también informando sobre contenido nutricional en sus etiquetas, e innovando productos con menos sodio, azúcar y grasa. Responsabilidad social de la buena.

Coloso de la Montserrat. Domingo 19 de mayo de 2019. Gran final entre tatara tannnn… leche con pan. Fulano pide “un pepino con limón y sal”. Sutano: “A mí regáleme un elote asado sin mayonesa”. Perencejo: “Me da una bolsa de mango verde con alguashte”. Calín: “maní sin sal y con chile por favor”.

Quizás, con este menú, me logre concentrar en la pelota rebotando en la cancha, sin que me distraiga tanta pelota en el abdomen de mi gente.

Así sea.

Columnista de El Diario de Hoy.

calinalfaro@gmail.com