La rigidez del FMLN

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Por Manuel Hinds

27 April 2018

Las elecciones del 4 de marzo dejaron muy claro al FMLN que sus acciones han alejado a sus votantes. El castigo electoral fue de una magnitud tal que parece que dichos votantes no regresarán a menos que haya cambios muy grandes en el FMLN. La gran pregunta del momento en relación con el FMLN es si podrá realizar estos cambios antes de las elecciones de 2019, o al menos si podrá realizarlos antes de que las tendencias divisivas internas lo reduzcan a ser un partido de segunda fila. Es, por supuesto, imposible prever lo que pasará, pero es evidente que será muy difícil para el FMLN ajustarse a tiempo. Sin el apoyo económico de Venezuela, con crecientes conflictos internos, lo más probable es que el partido pase por una depresión muy larga antes de poder reinventarse —si es que lo logra hacer.

Alguna gente ha sugerido que los precandidatos en las primarias actuales usen esta campaña para realizar los cambios necesarios. Esto parece muy razonable hasta que se miran los detalles. Hay tres razones evidentes de descontento. Primero, está el descontento causado por la incompetencia que el partido ha mostrado en el manejo del gobierno y la alegre complacencia con la que los jefes máximos se han instalado cómodamente en los puestos de gobierno y si te he visto no me acuerdo con los que los han puesto allí.

Segundo, está el descontento con la composición de la cúpula misma, que está formada por personas que han ocupado puestos dirigentes desde hace casi cuarenta años y que a todas luces no quieren desalojar sus posiciones de poder. Se han convertido prácticamente en los dueños del FMLN. Hay mucha gente que está comenzando a pensar que esos puestos deberían de ser más asequibles, que el partido ganaría mucho con la diversidad y la juventud que nuevos directivos podrían darle.

Tercero, y más profundamente, está el descontento ideológico. Es muy claro que este descontento existe. Las razones específicas del descontento, sin embargo, no lo son. Pueden interpretarse en maneras totalmente distintas y hasta opuestas: puede ser causado porque el FMLN no ha sido consistente con sus principios marxistas y no ha sido capaz de convertir al país en otra Venezuela, o porque el partido ya ve ridículas las viejas ideas del marxismo y piensa que debería de moverse hacia la social democracia. Es decir, el descontento puede ser porque la cúpula ha sido demasiado radical o demasiado poco radical en términos ideológicos.

Nadie sabe exactamente cómo está la composición del descontento ideológico, pero lo más probable es que algunos grupos pueden estar descontentos por la primera razón, y otros por la segunda, en cuyo caso el partido estaría al borde de un rompimiento que no se ha dado por la férrea disciplina que impone la cúpula.

Apretar el acelerador en este momento en una u otra dirección ideológica, suavizando el partido o endureciéndolo, podría desencadenar este conflicto, con el resultado que el partido se dividiría. La división del partido sería más probable todavía porque al conflicto ideológico se sumaría el conflicto de poder descarnado, porque es seguro que la cúpula lucharía a fondo para evitar que les cambien el partido. Cualquier cambio radical ideológico tendría inmediatos efectos en las estructuras de poder. Esto puede ser bueno pero probablemente no está dentro de las intenciones de los precandidatos o de los miembros de la cúpula.

En estas circunstancias es muy improbable que los precandidatos realmente quieran utilizar sus campañas para causar un cambio drástico en el FMLN —no mientras estén en campaña— porque hacerlo en estas circunstancias sería el camino más directo a la derrota electoral, que ya de entrada es muy probable. Causar el rompimiento del FMLN sería interpretado muy desfavorablemente por el partido entero, llevando al fin de la carrera del causante.

La situación de los precandidatos y de los otros que manejan el partido, pues, no es envidiable. Por estas razones es muy improbable que el FMLN logre realizar un cambio que le devuelva sus votantes antes de las elecciones de 2019… y por mucho tiempo. De esta forma, la rigidez del partido, que le representó ventajas por muchos años, se ha convertido ahora en el Albatros que está llevándolo a la declinación.

Máster en Economía

Northwestern University.

Columnista de El Diario de Hoy.