Lo que en verdad está en juego

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Por Mónica Pacas de Rodríguez

17 April 2018

Viendo las noticias, leyendo las redes sociales y escuchando lo que las personas comentan, me doy cuenta de que hay una terrible confusión cuando se habla y se discute en relación a la legalización o no del aborto llamado terapéutico o al aborto en los casos de embarazos fruto de una violación.

El viernes pasado presencié dos momentos diferentes en torno a este tema: el primer momento, una persona adulta, estudiada y formada, me preguntaba por qué no se debía considerar el aborto cuando el embarazo era fruto de las situaciones antes mencionadas. En ambas situaciones que están siendo consideradas legalizar, el bebé es no deseado y hasta odiado tal vez y se argumenta que se pone en riesgo la salud física y/o mental de la madre en caso de continuar el embarazo. El segundo momento, unos adolescentes hablando con total claridad y sentido común sobre por qué no se deben legalizar estos casos. A esto, sumémosle el debate que se ha generado a través de los diferentes medios masivos y otros ámbitos.

Esto me llevo a preguntarme la razón de esta ironía: los jóvenes con una consciencia clara y los adultos confundidos... La única respuesta que me resultó coherente es que las personas mayores estamos más “cargados”. Me explico.

En mi opinión, los adultos hemos sido influenciados poco a poco por una genial campaña a favor del aborto, en la que jugando con nuestras emociones, nos han ido presentando casos espeluznantes que nos han tocado la fibra de nuestro ser; y como es natural en todos, ha generado una reacción de rechazo ante estos embarazos. Algunos ejemplos: el papá que viola a la niña de 12 años y la deja embarazada; la señora que tiene cuatro hijos y ahora ha desarrollado una enfermedad que pone en riesgo su vida si continúa con el quinto embarazo; y así otra y otra y otra... Estas son realidades muy dolorosas que lastimosamente aquejan en nuestro país. Nadie lo puede negar. Y ese dolor compartido es algo que nos une a todos.

Sin embargo, se plantea el aborto como la única opción viable, cuando hay muchísimas medidas más que se pudieran implementar, en caso de querer ayudar a estas madres realmente. Se habla del aborto como de quitar una muela, sin hablar sobre las consecuencias que conlleva, tanto físicas, como mentales y emocionales.

Me parece que lo medular en esta discusión es que se está olvidando y dejando de lado el valor de la vida humana, que es el valor por excelencia. Sin vida no hay nada. Sin vida, todos los demás derechos humanos pierden sentido. Por tal razón, apelo a la sensatez y buena voluntad de quienes nos representan en la Honorable Asamblea Legislativa para que con audacia y valentía defiendan el valor de la vida y lo pongan por encima de cualquier otro tipo de interés o presión internacional. Y recordar que nadie, tiene el derecho de decidir sobre la vida de una persona. E invito a todos los salvadoreños a no dejarse confundir y cargar con amenazas, promesas e intereses personales o sectoriales. Informémonos bien antes de impulsar medidas que con certeza irían en detrimento de nuestra sociedad y encontremos otras alternativas que serían más favorables para todos. ¡Defendamos juntos la vida!

Colaboradora de El Diario de Hoy