Por vacío de ley tenemos esta campaña electoral

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Por Erika Saldaña

16 April 2018

Hostigamiento es lo que causan las campañas políticas en nuestro país. Vivimos en un permanente proselitismo electoral, donde los políticos -año tras año- ponen su empeño en hacer campaña sin que parezca tal; ni la Asamblea Legislativa ni el Tribunal Supremo Electoral han hecho mucho para regular con más detalle este periodo y hacer que se cumplan los tiempos establecidos en la Constitución. Y tampoco han regulado nada referente a la campaña interna de los partidos políticos.

Vamos por partes. En agosto de 2014, la Sala de lo Constitucional ordenó a la Asamblea Legislativa realizar las reformas legales necesarias para establecer la democracia interna de los partidos desarrollar el ejercicio de las libertades democráticas (expresión, opinión, crítica pública, petición, reunión, etc.) y afirmar el derecho al voto libre de los miembros del partido. Esto solo se logra con información, con debate público, con contraste de ideas.

En diciembre de 2015 se reformó el artículo 37 de la Ley de Partidos Políticos en cuanto a las elecciones internas dentro de estas instituciones. Se reguló la forma de convocatoria a elecciones, las circunscripciones, los requisitos para los que quieran participar como candidatos, diseño de papeletas, las formas de votar. Pero, y es un gran pero, nada se dijo de la propaganda electoral en los periodos de desarrollo de la democracia interna de los partidos. La ley establece un marco al cual los partidos deben ceñirse para realizar sus elecciones; al no existir ningún límite, los partidos han manejado sus actuaciones con plena libertad.

Si existe una verdadera competencia al interior de los partidos, lo más lógico es que haya una etapa donde se posicionen las ofertas electorales de los competidores y que la militancia tenga la información suficiente para poder decidir por quién votará. Para esto tienen que existir tiempos de campaña, forma de hacer campaña, transparencia, entre otros aspectos; nada de esto fue considerado por la Ley de Partidos Políticos. Por ello, prácticamente cada partido hace lo que quiere en sus campañas internas, sin límite alguno, dirigiendo mensajes -como lo estamos viendo- a escala nacional y no a los militantes.

Con esto no quiero decir que a los ciudadanos que no pertenecemos a ningún partido político no nos interesa la forma en que se eligen a los candidatos para la presidencia de los partidos; claro que sí nos interesa y para informarnos existen las plataformas electrónicas y los medios de comunicación que transparentan estos procesos. Pero deben tener claro que los destinatarios del mensaje son los militantes del partido y no el resto de la ciudadanía. Y que todavía no estamos en elección presidencial sino en etapa de elección interna de candidatos. Ningún derecho es absoluto y así como los candidatos y miembros de partidos tienen derecho a expresarse, otro sector de la población tiene derecho a exigir que se respeten los periodos de silencio. Hay que buscar un balance.

El Tribunal Supremo Electoral es supremo a la hora de interpretar la ley electoral y en este caso no tuvo en consideración que los partidos se encuentran en etapa de elección interna; su más reciente resolución equiparó todas las acciones de los precandidatos del partido ARENA en su elección interna a una campaña de elección de presidente y vicepresidente de la república, que es a la que se refiere el artículo 175 del Código Electoral y 81 de la Constitución. Y por tanto prohibió la divulgación de mensajes de estos en medios de comunicación.

Pregunta: ¿A quién se le pasó la mano? Profesionalmente, creo que tanto al partido ARENA como al Tribunal Supremo Electoral. El partido no supo manejar la campaña como verdaderamente interna, sino que da la percepción de que estamos a pocos días de que se elija al Presidente de la República y no al candidato oficial de un partido; y al Tribunal Supremo Electoral también, pues creo que a su decisión le ha hecho falta considerar esa falta de regulación y suplir esa omisión por la vía de la jurisprudencia electoral, poniéndole límites a los partidos. Que esta experiencia sirva para perfeccionar -vía ley o jurisprudencia- las elecciones y campañas internas de los partidos. Porque si hay vacíos habrá campaña y, a muchos, no les gustará.

 

Columnista de El Diario de Hoy