Un periodismo necesario y sin miedo

descripción de la imagen

Por Elizabeth Castro

14 April 2018

Hace unas semanas, leía críticas en Facebook por una publicación de farándula nacional en este medio. Desde un “¿Y a nosotros qué nos importa?”, hasta insultos que muestran la bajeza de quien los escribió, muchos se quejaban de estos contenidos cuando hay otras temáticas por las que preocuparse.

Algo de razón tienen; hay muchas cosas importantes sobre las que los medios de comunicación debemos informar. Sin embargo, el periodismo además educa y entretiene. Pensar que hay que liberarnos de la farándula o contenidos similares es una visión errada. Una entrevista a una celebridad es tan periodismo como una entrevista a un político, cuando ambas respetan su naturaleza, siguen sus cánones y evitan lo superfluo o banal. Por eso también han pasado a la historia textos como “La Dolce Vita”, de Barbara Goldsmith, y son estudiados en las facultades de comunicación.

Hablo de este tema, no por tratar particularmente de una nota, sino porque muestra una realidad con la que se enfrentan los medios de comunicación en todo el mundo. Por una parte, hay detractores de estos contenidos “light” y numerosas quejas; por otra, en las redacciones vemos que este tipo de contenidos son los más consumidos, desplazando tantas veces investigaciones interesantes que destapan realidades ocultas y hasta corrupción.

Ante esa tensión, ¿qué podemos hacer? ¿Caemos en la tentación de dejarnos llevar por lo fácil, por lo que genera más visitas a nuestros sitios? ¿Dejamos de lado la elaboración de temas “duros” solo porque no traen el mismo rédito que una nota sobre las fotos de una famosa en Instagram?

Lo fundamental es formular una estrategia con objetivos claros, que respete la identidad del medio y, a la vez, responda a las necesidades de nuestras diferentes audiencias. Encontrar la fórmula es una tarea difícil y por eso las empresas periodísticas invierten en consultorías de expertos que les ayuden a trazar una hoja de ruta para ser sostenibles en un mundo lleno de información y publicidad, pero que, paradójicamente, representa un dolor de cabeza para lograr ingresos y ser sostenibles.

Es iluminadora una escena de la película Ciudadano Kane. Cuando el personaje principal se dispone a escribir la declaración de principios de su medio, afirma que quiere hacer de su periódico tan necesario para los habitantes de Nueva York como el gas (está ambientada en las primeras décadas de 1900). Esa sencilla frase nos da una clave valiosa para nuestros días: en una sociedad contaminada por fake news y contenidos de baja calidad, el buen periodismo es como un faro de luz que orienta a los ciudadanos en medio de la tempestad informativa y, por tanto, se vuelve necesario para la supervivencia.

Aun cuando el modelo de negocios y los KPIs se fijen principalmente en clics, páginas vistas o indicadores similares, no debe ser excusa para renunciar a la elaboración de contenidos de excelencia —políticos, económicos, de entretenimiento, espectáculos o deportes— que nos diferencien por las temáticas, enfoques y narrativas.

Existe una enorme oportunidad para los medios de comunicación en el contexto político que nos encontramos. Sabemos que hay intereses mezquinos, con pseudomedios que desinforman y tergiversan la realidad a conveniencia del que paga. Sin miedo a consecuencias negativas en el corto plazo por presiones comerciales o del sector público, tenemos el reto de investigar, de hacer “fact checking” a las declaraciones de políticos o candidatos, de profundizar en ámbitos poco explorados y complejos. La independencia no es negociable; de lo contrario, daríamos un tiro de gracia al periodismo.

“La neutralidad, el silencio y el miedo no son lo mejor ni para el periodismo, ni para la vida. No deben ser una excusa para escondernos de nuestra responsabilidad: cuestionar y desafiar a quienes tienen el poder”, decía Jorge Ramos, de Univisión, en la TED Talk “Why journalists have an obligation to challenge power”.

Estas son acciones que, por la credibilidad y reputación que hacen ganar en las audiencias (que demandan cada vez más autenticidad, honestidad y transparencia), podrían colaborar en el largo plazo a la sostenibilidad de los medios de comunicación.

Periodista. Máster en

comunicación corporativa.

jgarciaoriani@gmail.com