La semana pasada iniciaron los debates organizados por ARENA, parte de la contienda interna librada entre las tres personas que buscan convertirse en su próximo candidato presidencial. A la hora de escribir esta columna, la difusión televisiva del segundo debate es incierta. El Tribunal Supremo Electoral emitió una resolución en la que, aparentemente, argumenta que este tipo de ejercicio constituye una campaña adelantada y, por lo tanto, deben de suspenderse de inmediato. Mi primera impresión es que, de ser así, esta prohibición limita la información sobre el proceso de selección de los candidatos (de todos los partidos) a la que tenemos acceso los ciudadanos que no estamos afiliados a ningún instituto político. Aún no conozco el fundamento jurídico de la sentencia ni su alcance o solidez, pero no estoy de acuerdo con cualquier medida que reste transparencia y obstaculice la difusión de información relacionada a asuntos de interés público.
La sentencia, si en realidad prohíbe los debates entre precandidatos, limita cuánto los ciudadanos comunes y corrientes conocemos sobre la forma en la que se selecciona el grupo de personas que proponen los partidos para que escojamos a nuestro próximo presidente el día de las elecciones. En ese caso, la resolución debiese haber sido radicalmente diferente, ordenando a todos los partidos que difundan en medios de comunicación ejercicios similares para asegurarse de que la ciudadanía esté lo más informada posible.
Esta semana tengo un interés particular en el debate de ARENA, ya que, según anunciaron, el tema central sería la seguridad pública. Espero que sea posible hacerlo. Mi intención era utilizar este espacio para plantear preguntas que considero que todos los partidos políticos deben hacer a sus precandidatos. El primer evento recibió muchas críticas, especialmente por el formato y la dinámica empleada. Varios analistas, por ejemplo, señalaron que no permitir que los precandidatos interactuaran convirtió el evento en un foro y, por lo tanto, no puso a prueba el temple y la capacidad de los participantes para plantear y defender argumentos (cualidades indispensables para cualquier futuro presidente). Aquí radica la importancia de la amplia difusión de este proceso, permite que todos estemos informados y tengamos opiniones a favor o en contra de la forma en la que se desarrolla.
Ese primer ejercicio, sin duda, aún con sus defectos, fue de beneficio para los salvadoreños. Hay varias formas en las que podría mejorar. Hoy me enfoco en uno: las preguntas que deben plantearse a cualquier precandidato para discutir el tema de seguridad pública. Inicio con cinco:
•Existe evidencia suficiente para asegurar que en todos los partidos algunos funcionarios y militantes han sostenido negociaciones con cabecillas pandilleros con fines electorales y unos hasta han entablado relaciones ilícitas con dichos grupos. ¿Cuál es su postura en relación con este tipo de vínculos? ¿Qué piensa hacer sobre el tema tanto al interior como afuera de su partido?
•El diseño y evaluación de políticas públicas en materia de seguridad es deficiente, muchas veces parece que el gobierno navega con los ojos vendados. ¿Cuáles son sus planteamientos concretos para superar esta grave limitante?
•La influencia política partidaria sobre el aparato de seguridad ha sido por años la responsable del diseño y ejecución de estrategias inefectivas. ¿Qué propone para aislar la dirección operativa y estratégica del aparato de seguridad de las presiones partidarias?
•El control e influencia de las pandillas al interior de las penitenciarías y los barrios, colonias y cantones en los que tienen presencia es innegable. ¿Cuáles son sus planteamientos concretos para revertir esta situación?
•La corrupción y el abuso de autoridad constituyen problemas serios que afectan la efectividad y eficiencia del aparato de seguridad y la confianza ciudadana en las autoridades. ¿Qué propuestas específicas tiene para lidiar con estos problemas?
Espero ir planteando más interrogantes (igual de importantes) a medida vaya acercándose la fecha de las elecciones.
Criminólogo
@_carlos_ponce