Un “debate” mejorable

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Por Elizabeth Castro

07 April 2018

A las cosas hay que llamarlas por su nombre. Una bicicleta eléctrica no es una motocicleta, por mucho que tenga dos ruedas y un motor. Hay diferencias que llevan a utilizar conceptos diferentes para referirnos a ambas cosas, aunque tengan similitudes.

Decir que el primer encuentro entre los precandidatos presidenciales de ARENA fue un debate sería irreal. Se trató de un foro, bastante restringido por cuestiones de tiempo y formato, en el que los contendientes respondieron a las preguntas sin oportunidad de interactuar entre ellos o profundizar en sus argumentos. Pese a esto, no les quitamos el mérito ni su importancia.

Algunos miembros del partido tricolor se refieren a los eventos como algo inédito. “Es la primera vez en la historia que se hace en El Salvador un evento donde las personas que aspiran a ser candidatos van a someterse a una entrevista con moderador”, dijo Ricardo Martínez, coordinador general de la Comisión Electoral Nacional (CEN). Sus declaraciones merecen ser matizadas: no es la primera vez que sucede esto; en 2008, cuando Tony Saca controlaba ARENA, se organizaron varios foros con los entonces precandidatos, en un polémico proceso por los favoritismos de la dirigencia.

Luis Mario Rodríguez, quien vivió en persona esa experiencia al haber sido precandidato presidencial en aquella ocasión, trató recientemente el asunto en una columna de opinión publicada en El Diario de Hoy. (Las internas en ARENA, 5 de abril de 2018).

“En 2008 se aplicó la misma modalidad y los encuentros degeneraron en meras presentaciones de propuestas en las que el reglamento aprobado por la dirigencia prohibió la réplica entre los contrincantes. Esa decisión impidió el contraste de ideas y limitó significativamente los objetivos de la iniciativa. (…) La falta de discusión no permitió identificar los rasgos de cada presidenciable y al final se impuso la sonrisa sobre la propuesta, la arenga en lugar de la razón y el ‘dedazo’ por encima de la voluntad de los miembros del partido”, escribe Rodríguez.

Esta vez, sin embargo, hay una diferencia fundamental con lo sucedido en 2008. Ahora, el voto es secreto. Más allá de los foros que se tendrán, el gran paso que ha dado ARENA es favorecer una elección en la que las bases se puedan sentir libres de presiones o de imposiciones.

La decisión de los areneros repercutirá, sin duda, en la realidad nacional. Con su voto, propondrán a todos los salvadoreños una alternativa a los 10 años de desgobierno y a los criticones caprichosos de aires mesiánicos. Nuestro país no está para juegos y necesita de personas preparadas, capaces, honestas y creíbles que den un rumbo a El Salvador. Por cómo están las cosas, sea quien fuere el que llegue al Ejecutivo, no la tendrá nada fácil.

Ante esta responsabilidad que tienen las bases, toma mayor fuerza la necesidad de una verdadera confrontación y discusión de ideas. Un verdadero debate daría mejores elementos de juicio a los afiliados para que decidan inteligentemente, y no guiados por el que tiene apoyos de dirigentes, alcaldes o diputados.

Aún quedan dos eventos y tiempo para redefinir las reglas. Un verdadero debate ayuda a limar asperezas, colabora en la maduración democrática de un partido y, en el mejor de los casos, hace ganar credibilidad.

P.D.: Como acción concreta en línea con el tema “Despolarización y reconciliación, El Salvador del futuro”, ARENA debería dejar su tradicional marcha. No se puede unir a un país con un himno cuya letra habla de la lucha férrea entre opuestos, con sangre y muerte. Sería una decisión difícil, que implicaría dejar atrás una herencia de un contexto histórico ya pasado. Acciones así comunican y dicen más que un spot publicitario o una cara sonriente.

Periodista.

Máster en comunicación corporativa.

jgarciaoriani@gmail.com