El valor de las cosas pequeñas

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Por Inés Quinteros

01 April 2018

"Si piensas que eres demasiado pequeño para marcar la diferencia, intenta dormir con un mosquito en la habitación”, dice un proverbio africano. Estas palabras, que probablemente habías escuchado antes, esconden una gran sabiduría no exenta de buen humor. ¡Cómo es posible que una pequeña criatura de entre 5 y 10 milímetros nos pueda hacer tan fastidiosa la noche, ¡y ni digamos todas las enfermedades que puede transmitir! Y, aun así, es tan frágil, tan débil, que basta una ligera palmada para matarlo.

Poniéndolo en positivo, el proverbio resalta el valor de las cosas pequeñas de cada día. Nos recuerda que son esas aparentes nimiedades las que pueden hacer la diferencia en nuestra existencia. Dejo esta vez de lado los temas políticos para escribir de temas vitales, sobre los cuales vale la pena reflexionar, especialmente cuando tenemos la mente y el cuerpo descansados después de unas merecidas vacaciones de Semana Santa.

En El Principito hay un capítulo cuya enseñanza sobre el valor de lo pequeño suele pasar inadvertida. Cuando sobre el asteroide en el que vive, dice al viajero que parte de su rutina es arrancar las raíces de los baobabs en cuanto se les distingue de los rosales. Si se les deja crecer podrían cubrir rápidamente el suelo y perforarlo hasta destruir el planeta.

“A veces no hay inconveniente en dejar para un poco más tarde el trabajo; pero tratándose de baobabs, el retraso es siempre fatal. Yo he conocido un planeta habitado por un perezoso que descuidó tres arbustos…”, explica El Principito. Descuidar las cosas pequeñas puede traer consecuencias desastrosas. Por el contrario, quien es consciente de su importancia y de su valor no solamente se esmera por atender los detalles materiales, sino que, además, lo hace vida con sus comportamientos y actitudes.

Cuántas veces trazamos metas grandes en diferentes ámbitos y nos quedamos en el intento. Recomenzamos y volvemos a fracasar. Quizás el problema es que solo vemos el gran final y por eso creemos que el medio para alcanzarlo debe ser igualmente grande. Puede ser, pero en la mayoría de ocasiones nuestro avance hacia la meta se logra con pasos cortos, constancia y vencimientos diarios. Como las gotas de agua que golpean suave pero constantemente la piedra hasta erosionarla y abrirse paso, así nosotros, con pequeñas acciones y perseverancia, podemos llegar a buen término sin tirar todo por la borda.

Mel Robbins, best seller motivacional con populares TED Talks, comparte una simple idea relacionada con el valor de lo pequeño y que tiene poderosos resultados: la regla de los cinco segundos. Cuando sientas que dudas en hacer algo, aun cuando te lo has propuesto firmemente, comienza a contar regresivamente del 5 al 1. Luego, a la acción, ¡patos al agua!

Según la autora, la regla es como un ritual de iniciación que rompe con los malos hábitos y la procrastinación, y desencadena una serie de comportamientos positivos. “La vida, y los negocios en particular, tratan de empujarnos a nosotros mismos para hacer las cosas que pueden resultar incómodas, para que podamos lograr los resultados que deseamos. El secreto tiene que ver con no esperar hasta que te guste”, asegura Robbins.

Quien aprecia las cosas pequeñas también lo refleja en su trato con los demás. Ser puntuales, dar paso a otro vehículo, saludar a alguien, abrirle una puerta, preguntarle sinceramente cómo está, dejar de lado el celular para verle a la cara, son gestos que en apariencia tienen poco valor, pero que son capaces de cambiar el día de una persona… y en el largo plazo, la cultura de todo un país.

Periodista. Máster en comunicación corporativa. jgarciaoriani@gmail.com