Alegría en el Domingo de Ramos…

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Por Elizabeth Castro

24 March 2018

Hoy, Domingo de Ramos, los cristianos celebramos otra vez la entrada de Jesús en Jerusalén, montando un pequeño burro y no un gran corcel; vestido con sus ropas sencillas y no con trajes lujosos; calzando sus sandalias y no zapatos con botones de oro; acompañado de la gente sencilla y no con un escuadrón de guardaespaldas…

Qué gran diferencia a como se mueven altos funcionarios y algunos políticos en este país, vistiendo trajes de diseño, zapatos de $200, en camionetas último modelo y con cinco o seis guardaespaldas… ¡Nada que ver con la sencillez y humildad de la que debieran darnos buen ejemplo!

Bueno… Muchos aprovechamos la Semana Santa, además de para asistir a las celebraciones religiosas, también para cambiar de aires y rutinas en algún lugar en la montaña, otras ciudades y las playas, para disfrutar de la brisa, el agua marina y el radiante sol...

Como en todo, lo malo son los excesos… Lo mejor es prevenir y además, controlar que sus hijos tampoco lo hagan: ni el exceso de sobrepeso en el vehículo ni exceso de velocidad en la carretera ni exceso de sol en la playa ni exceso de comer y mucho menos consumir alcohol u otro estupefaciente mientras maneja.

Aquí cada día hay más vehículos y el tráfico es más denso, las famosas trabazones más frecuentes, que sumadas a los controles de la Policía le pueden alargar el tiempo previsto de llegada al lugar hacia donde va. Como aconseja el sabio refrán, “más vale tarde que nunca”… No comprometa hora de llegar, porque no sabe lo que le espera en el camino; no se desespere si tiene atrasos, lo mejor es salir temprano; no se pase de listo en la carretera haciendo adelantamientos peligrosos y tenga en cuenta que aún circulan las rastras largas con caña que ralentizan el tráfico… Piense que muchos vehículos circulan sin seguro y por las mala situación económica también sin las revisiones preventivas y faltos de mantenimiento.

Pero de vuelta al Domingo de Ramos, lo que celebramos hoy participando en la gran fiesta religiosa es la confirmación de nuestra creencia y espíritu cristiano de que Dios existe, que estuvo en la tierra y en persona, en aquel tiempo y aquellos lugares, enseñando sobre el amor al prójimo, curando enfermos, haciendo milagros, dándole esperanzas a la gente y afrontando a los que no creían en lo que predicaba y le ponían trampas, como mandar a sus secuaces a preguntarle “si tenían que pagar impuestos a los romanos”… a lo que Jesús espontáneamente respondió: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.

Nuestra ofrenda este Domingo de Ramos, junto con un buen amigo, será donar y cocinar una “paella valenciana” para doscientas cincuenta personas en una comunidad del litoral de La Libertad y recaudar fondos para obras de la parroquia.

Pues bien… Si en esta Semana Santa quiere que le ayuden, ayude; si quiere que le respeten, respete; si quiere que lo estimen y traten bien, estime y trate bien y si quiere que lo perdonen, perdone… Así quedaremos bien con nuestra gente aquí y con Dios en la eternidad.

Pues eso: sin descuidar su verdadero sentido y significado cristiano, disfrute tranquila y sanamente la Semana Santa.

Columnista de El Diario de Hoy.

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