La verdad sobre el aborto

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Por Elizabeth Castro

24 March 2018

Estamos en la mira de organismos internacionales, recibiendo visitas de sus delegaciones, que primero recomendaron y últimamente exigen la legalización del aborto. Organizaciones feministas locales apoyan con argumentos cargados de sentimentalismo y falsedades, pero carentes de respaldo científico. La diputada Lorena Peña, tras haber asistido a un foro mundial en Suiza, ha urgido a la actual Legislatura a apresurar la despenalización del aborto.

En atractivas vallas publicitaria una linda adolescente, vestida de color rosa, demanda se ayude a las niñas y a las mujeres, permitiéndoles el acceso al aborto. Curiosamente, nunca hemos visto campañas para motivar a las adolescentes a continuar sus estudios y esperar para iniciarse sexualmente y poder prepararse para acceder a una mejor calidad de vida, que sería la solución adecuada para evitar los embarazos adolescentes, con la secuela de pobreza que esto trae consigo. Despenalizar el aborto y facilitarlo solo beneficiaría al violador o al irresponsable semental que jamás merecerá el título de padre.

Es increíble que en pleno siglo XXI, con tan fácil acceso a la tecnología, esta diabólica campaña apadrinada por fundaciones millonarias que defienden oscuros intereses se atreva a negar que la vida humana comienza desde la concepción, por lo que el aborto es un abominable asesinato. Bastan los estudios del Dr. Jerome Lejeune, Premio Nobel de Medicina, y los impresionantes testimonios del Dr. Nathanson, propietario de la clínica de abortos más famosa del mundo en la ciudad de Nueva York, al convencerse durante la filmación de un proceso abortivo, cómo el feto in útero luchaba contra las poderosas fuerzas que pretendían sacarlo de su confortable hábitat.

Vale preguntar a las autoridades de Salud Pública y las instancias que defienden el aborto argumentando que buscan salvar la vida de muchas mujeres con embarazos de alto riesgo si alguna vez han tenido la decencia de explicar claramente a la población, en publicaciones periodísticas, en entrevistas de TV, y sobre todo en los programas escolares falsamente llamados de Salud Reproductiva, en qué consiste un aborto. El doloroso proceso para matar a un ser cuya única defensora debería ser su madre, convertida en su verdugo.

Sería un deber de justicia explicarles que para extraer el feto del seno materno se le inyectará una solución salina, que es un abrasivo, como la soda cáustica, que quema a la criatura que muere entre convulsiones y dolores. Que otro procedimiento consiste en introducir una tijera a través de la vagina, que cortará primero los miembros y luego la cabeza del feto, para extraer luego los pedazos. ¿Alguien puede considerarlo terapéutico?

Existen historias verídicas y comprobadas de madres heroicas que no quisieron abortar y se arriesgaron llevando a término sus embarazos, en difíciles circunstancias económicas o de salud y permitieron nacer a hijos extraordinarios.

Steve Jobs quiso conocer a su madre biológica, para agradecerle que en lugar de abortarlo, lo hubiera dado en adopción. Celine Dion comentó que ella era un accidente, el embarazo número 13, pero que su madre valientemente rechazó la opción del aborto. La madre del cantante Andrea Boccelli defendió la vida de su hijo no nacido, cuya voz apasiona al mundo. El Papa Juan Pablo II siempre recordó con veneración a su madre, enferma de tuberculosis, sin mayor apoyo, en la Polonia desangrada por la guerra, por no haberlo abortado.

Hoy Domingo de Ramos, en que se conmemora el inicio de la Pasión, al acompañar a Cristo en su camino al Calvario, pidamos que los salvadoreños defendamos siempre la vida y no permitamos que instancias perversas pretendan cambiar nuestra legislatura, en una evidente injerencia en nuestra soberanía.

Columnista de

El Diario de Hoy