Elecciones 2018. Una experiencia en el camino

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Por Elizabeth Castro

20 March 2018

Los contundentes resultados de las elecciones del pasado 4 de marzo, que afectaron duramente al partido de gobierno, ameritan una reflexión profunda sobre la realidad social del país y un análisis objetivo del comportamiento de la población.

El resultado de la suma de voluntades expresadas en las urnas es una compleja amalgama de factores y motivaciones personales de la más diversa naturaleza.

Las explicaciones y justificaciones, por lo tanto, son igualmente diversas y nadie es capaz de interpretar el complejo funcionamiento de la mente y menos aún de las sensaciones y emociones que motivan su actuación ante una situación determinada.

Para ponerlo en términos de más fácil comprensión, hablar de que “el electorado ha decidido” o de que “los votantes han enviado un mensaje”, como si la diversa composición de edades, sexos, ocupaciones e intereses fuera absolutamente homogénea, es un error bastante frecuente en el análisis del comportamiento social.

Lo que nadie puede negar es que el ejercicio del poder desgasta y que en la medida que las decisiones de los gobernantes tengan repercusiones de cualquier tipo sobre la población, ésta tenderá a confirmar o negar su apoyo a tales actuaciones.

En otras palabras, si la gente considera que se ha visto afectada por las decisiones de los gobernantes, manifestará su rechazo a dichas decisiones y cuando las personas han desarrollado su sentido de participación activa en la sociedad, su apoyo o rechazo político se verá reflejado en las urnas.

Aclarado lo anterior y sin pretender establecer criterios absolutos de causa y efecto, no podemos dejar de considerar algunos hechos fácticos que no admiten discusión.

La tercera parte de nuestra población vive en Estados Unidos y envía remesas familiares por valor de cinco mil millones de dólares anuales, monto que mantiene a flote nuestra economía a pesar de su modesto crecimiento y la particular conformación de nuestro PIB.

Frente a esa realidad, la población salvadoreña muy perjudicada por la política antiinmigrante de la actual administración Trump, ha seguido con preocupación y ha resentido las duras expresiones proferidas por altos dirigentes del partido de gobierno, contra nuestro principal socio comercial, de quien recibimos invaluable cooperación, complicando aún más, las relaciones con la administración Estadounidense, olvidando que gran parte de nuestros compatriotas viven en esa poderosa Nación del Norte. Recordemos la ofensiva e infortunada expresión “Yankee Go Home” repetida constantemente y a todo nivel por el FMLN.

Es innegable pues, que ese hecho influyó entre muchos otros, a condicionar el voto de la población, y que ante las complicaciones que representa para las familias salvadoreñas de escasos recursos, la cancelación del “TPS” y otros beneficios directos e indirectos, los compatriotas afectados aquí y allá, piensen que una relación más fluida y cordial con el gobierno de los Estados Unidos contribuiría a generar un ambiente propicio para buscar soluciones favorables y definitivas para nuestros hermanos residentes en ese país. Esperamos y confiamos que la nueva Asamblea Legislativa y el próximo gobierno que elijamos el 2019 contribuyan a tal propósito.

Presidente de Concertación Democrática

Nacional y expresidente de la

Corte Suprema de Justicia.