Los Idus de Marzo

descripción de la imagen

Por Elizabeth Castro

16 March 2018

Ayer, 15 de marzo, fueron los idus de marzo, la fecha que un mendigo dijo a Julio César que tenía que temer, y pocos días después fue asesinado por un grupo de patriotas. Los asesinos actuaron en cumplimiento de la ley que mandaba a cualquier ciudadano a asesinar al que pretendiera convertirse en rey y terminar con la democracia. Los asesinos cumplieron con el mandato de la ley, pero con eso no lograron salvar la democracia romana porque, como lo explicó Giusseppe Antonio Borgese en su libro Goliat: La Marcha del Fascismo (1937), “Y así César murió, y la tiranía siguió viviendo porque la esencia de la tiranía no estaba en el corazón de César; estaba en el corazón de los romanos”. La democracia nunca regresó. Diecisiete años después, que transcurrieron en una sangrienta guerra civil, Octavio César Augusto asumió el papel de emperador romano y gobernó autocráticamente, y así lo hicieron todos sus sucesores.

Borgese sabía lo que estaba escribiendo. Fue un enemigo jurado del fascismo y tuvo que exiliarse en Estados Unidos para evitar ser capturado por Mussolini.

El FMLN debería meditar por unos momentos en los idus de marzo y en el significado que tienen para ellos después de las elecciones del 4 de marzo. El significado no es directamente obvio pero es bien claro. Ellos tienen una cúpula que, como César, ha manejado al partido tiránicamente por muchas décadas y ahora han organizado un movimiento, o varios de ellos, para apartarlos del liderazgo —el equivalente político del asesinato de César. Pero, igual que en el caso de Bruto y los otros conspiradores que asesinaron a César, a ellos les puede pasar que quiten al tirano pero no eliminen la tiranía— si eso fuera lo que estuvieran tratando de lograr. En realidad, es mucho más fácil que a ellos les pase esto porque no están tratando de echar a los de la cúpula porque no han sido democráticos sino porque perdieron las elecciones. Si no las hubieran perdido, estarían igual de felices que lo que han estado desde hace tantas décadas. Así, de una manera más clara que en la antigua Roma, la esencia de la tiranía no ha estado en el corazón de la cúpula, sino en el corazón de los miembros del FMLN, que no los han electo pero sí los han seguido por mucho tiempo, y que los han seguido precisamente porque han sido tiránicos y porque han prometido instalar una tiranía en la que los miembros del FMLN creyeron que participarían, como parte de los tiranos.

El problema es que si echan a la cúpula y no eliminan la tiranía en el partido no van a resolver los problemas que los llevaron a la derrota porque lo que la ciudadanía ha rechazado son la tiránica manera en la que el partido toma sus decisiones y las consecuencias que esa manera ha traído al país. En una época larga, la del crecimiento y el apogeo del FMLN, una minoría grande de la población pensó que la dictadura era lo que necesitábamos. Pero ahora ya la ciudadanía ha desarrollado un rechazo a los tiranos. Ha descubierto que no le gusta que la mangoneen. Y por otro lado, ha descubierto que las tiranías (tanto las ejercidas por los que ellos llaman los enemigos de clase como las ejercidas por sus mismos correligionarios) tienen consecuencias nefastas para la población —decisiones mal tomadas, necedades, arbitrariedades, abusos de poder y sujeción de los objetivos del país a los intereses de los tiranos.

Esos problemas, y no medidas específicas —este impuesto, este subsidio— son los que han llevado al FMLN a la derrota. Ahora que están haciendo un examen de conciencia, los miembros del partido deben pensar que no quieren pasar de la sartén al fuego y que no quieren que se pueda escribir dentro de un tiempo que “el FMLN decayó como partido porque no se ajustó a la nueva sociedad salvadoreña del Siglo XXI: quitó a sus tiranos, pero la tiranía que los ciudadanos ya no quieren siguió viviendo dentro del partido, porque la esencia de esta estaba, no en la cúpula, sino en el partido mismo”.

Máster en Economía

Northwestern University.

Columnista de

El Diario de Hoy.