Pasadas las elecciones del pasado 4 de marzo es necesario esbozar el panorama político luego de esta nueva configuración legislativa y de alcaldías. ARENA indudablemente fue el partido más beneficiado al ganar más curules en la Asamblea Legislativa y también al salir victorioso de forma aplastante en muchas alcaldías.
El más afectado fue el FMLN, quien vio cómo se desvanecían sus ilusiones de lograr una mayoría en la Asamblea, mantener sus alcaldías y lograr nuevas. Sin embargo, a pesar de su debacle electoral, vemos con asombro su análisis de esta derrota y cómo, según ellos, su inmaculado obrar se ha viso mermado por los magistrados de la Sala de lo Constitucional, por empleados públicos que no compaginan con su ideología a los cuales el ministro de inversión extranjera José Luis Merino les dedicó unos improperios subidos de tono.
Nos quedamos perplejos ante el ejercicio de autoanálisis de este partido verticalista y antidemocrático. Al no vislumbrar un futuro inmediato en el que nuevos liderazgos de este partido puedan enmendar los desaciertos cometidos por los actuales dirigentes, es muy probable vaticinar una considerable reducción de este instituto político hasta casi perecer, como una de las fuerzas mayoritarias en la Asamblea Legislativa.
El PCN logró un ascenso interesante que podría llevarlo a ser la tercera o porque no la segunda fuerza política del país. Esto sucedería si el partido GANA cometiera el error de aliarse con el FMLN y su herencia de políticas que lo han llevado al borde de un resquicio con un difícil retorno victorioso. El PDC logró incrementar sus diputados y es grato ver cómo por primera vez en la historia de nuestro país tendremos al primer diputado no partidario Leonardo Bonilla, quien sin mayores recursos que inspiración y voluntad, venció el andamiaje territorial, económico y político de los partidos tradicionales. Esta victoria es un mensaje claro de que la población se encuentra hastiada de varios partidos políticos que han dado más penas que glorias a la democracia de nuestro país.
Luego de este 4 de marzo, las elecciones presidenciales se avecinan y los precandidatos de ARENA han enfilado sus esfuerzos por demostrarles a sus bases sus propuestas políticas. Carlos Calleja, joven y empresario, con un carisma que impacta fácilmente en su entorno, es un neófito en política, pero con mucho interés en aportar y cambiar el misérrimo rumbo de nuestro país. Javier Simán, otro empresario con vasta experiencia, nos transmite un manejo elocuente y seguro de sus conocimientos y propuestas políticas… ARENA posee actualmente dos elementos de altos quilates para las elecciones presidenciales y decidirse por uno de ellos no será tarea fácil.
En el otro extremo vemos a Nayib Bukele, quien ya inició su recorrido por diversos lugares del país buscando adeptos para su propio partido político “Nuevas Ideas”, luego de su abrupto divorcio con el FMLN. Sin embargo, estas ideas no traen mucho de modernas, desde llamarle “imbécil” al presidente Peña Nieto y decirle “Juan Robando” al recién reelecto presidente hondureño, denota una evidente falta de propuesta intelectual que busque realmente edificar una democracia mejor de la que gozamos actualmente.
A insultos como los vertidos por el alcalde Bukele no les podemos llamar nuevas ideas; sería mejor bautizarlos como groserías impulsivas. Las ideas están ligadas a la capacidad humana de aplicar el intelecto para luego expresar conceptos; ultrajes como los antes mencionados no requieren un mínimo de racionalidad y se quedan en un decadente estado de bajeza impulsiva y populista.
El FMLN, para la elección presidencial, lo tiene difícil. Sus arcaicos dirigentes se imponen ante cualquier idea de renovación de sus militantes, solamente vemos propuestas disparatadas; Lorena Peña buscando legalizar el aborto antes de que tome posesión la nueva Asamblea, es evidente que aún no entiende que la población el pasado 4 de marzo lo que abortó fue el proyecto comunista del FMLN.
Analista político y columnista
de El Diario de Hoy
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