Las nocivas redes de corrupción

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Por Inés Quinteros

14 March 2018

Los principales dirigentes y funcionarios del partido oficialista ya sentaron su postura ante los pobres resultados obtenidos por su instituto político en las elecciones de alcaldes y diputados del pasado 4 de marzo. El raquítico desempeño del FMLN en las urnas creó una gran expectativa sobre cómo reaccionaría su dirigencia y sus más visibles voceros. Algunos analistas rápidamente se aventuraron a hacer pronósticos y casi todos coincidieron en que la respuesta sería cosmética. Según explicaron, la responsabilidad directa de estos resultados recae sobre el pésimo papel de quienes están al frente del partido oficial y las principales instituciones gubernamentales.

Tenían razón. Las respuestas han sido, en el mejor de los casos, tibias. Personajes como Lorena Peña y José Luis Merino siempre tienen en la punta de la lengua el nombre de otro culpable para justificar el desastre que sufrió su partido en las elecciones. Escuché, por ejemplo, a José Luis Merino en el programa Focos decir que aceptaban con “humildad” el reclamo de la ciudadanía, pero no dudó en rápidamente echarle la culpa a los medios, al partido de oposición y hasta a la banca del pobre desempeño gubernamental. Por cierto, la entrevista realizada por Saúl Hernández y Karen Fernández en Focos fue excelente. Necesitamos más de esas.

Ha habido críticas internas pidiendo una renovación en la dirección del partido y exigiendo la dimisión de los funcionarios más visibles del gabinete, pero la postura de las autoridades efemelenistas parece inamovible. Este martes se rumorea que se anunciarán cambios en el gobierno, pero muchos pronostican que solo se tratará de aparentar que se están removiendo a los culpables del mal desempeño del gobierno, cuando en realidad se estará metiendo a gente que fracasó en las elecciones y a personas cuya lealtad a la actual cúpula partidaria es incuestionable. A la hora de escribir esta columna no se había hecho un anuncio oficial, pero todo apunta a que este será el caso.

Los señalamientos de algunos analistas han sido fuertes, pero atinados e importantes. Entre los más contundentes están los que tienen que ver con las redes de corrupción enquistadas en el aparato estatal. El FMLN y sus funcionarios se dedicaron a servirse del gobierno, así lo han reclamado varios de los que han examinado los resultados de las elecciones. Según señalan, la corrupción es lo que ha prevenido que las instituciones públicas se enfoquen en realmente solucionar los problemas que aquejan al país y es, además, la principal razón detrás del descarado despilfarro de fondos públicos que defienden, sin una gota de vergüenza, los más radicales voceros del oficialismo. Bajo este esquema, el FMLN se ha dedicado a encubrir y defender a personas vinculadas al partido que han sido señaladas y, en algunos casos, hasta están siendo investigadas o procesadas, por haberse aprovechado de sus puestos públicos para beneficio personal.

Honduras y Guatemala han tenido la fortuna de contar con un apoyo decidido de la comunidad internacional en la lucha contra la corrupción, que ha permitido dar duros golpes a las redes que operan desde el Gobierno. La Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH), por ejemplo, hace unas semanas produjo la captura de la exprimera dama Rosa Elena de Lobo. Mientras que la Comisión contra la Impunidad en Guatemala posibilitó la detención del expresidente Álvaro Colom. El Salvador, aún sin este tipo de entidades supranacionales y sin el apoyo forzado que estas generan entre poderosos sectores de la sociedad, ha logrado la captura de un expresidente y un exfiscal general. La nueva Legislatura tiene el compromiso de proveer el soporte necesario para ampliar y amplificar este tipo de esfuerzo para desarticular las redes de corrupción responsables de los males que vapulean a los salvadoreños a diario. Este es el principal mensaje que envió la ciudadanía a través del voto.

Criminólogo

@_carlos_ponce