Resultados electorales y realidad nacional

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Por Inés Quinteros

13 March 2018

Es justo reconocer el papel crucial de la población en el ejercicio de su derecho ciudadano durante las elecciones llevadas a cabo el pasado domingo 4 de marzo. Incluso aquellos que no votaron o anularon su voto contribuyeron, conscientemente o no, a definir un resultado determinante para el futuro. Pero especialmente aquellos que concurrieron a expresar sus preferencias deben sentirse orgullosos de haber cumplido parte importante de su deber ciudadano. Ahora corresponde continuar la lucha, cada quien desde su propio ámbito político, empresarial, profesional o académico y todos por la Patria.

Los resultados de las elecciones de marzo 2018 nos dejan, al menos tres lecciones importantes que ratifican la vocación democrática de la sociedad salvadoreña.

La primera es que el mensaje de castigo que los votantes han enviado al partido de gobierno responde, a criterio nuestro, a tres razones fundamentales:

En primer lugar, a la incapacidad del gobierno para dar respuesta a los graves problemas nacionales en materia de seguridad, salud, empleo y bienestar social;

en segundo lugar, a los constantes ataques y manifestaciones contra la institucionalidad y autoridad de otros órganos del Estado y la manipulación de procedimientos con la intención de concentrar el poder, situaciones que atentan contra la norma constitucional de separación de poderes, base fundamental de la democracia;

en tercer lugar, al temor generalizado de la población de que la luz que inspira al Ejecutivo, encamine al país a una crisis similar a la que enfrenta la hermana República de Venezuela y amenaza a otros países latinoamericanos.

También hay un mensaje para los partidos de oposición que han salido triunfadores.

Las entidades políticas que han salido fortalecidas en estas elecciones deben entender: se trata de una apuesta por el cambio y no de un cheque en blanco; se trata de una oportunidad para corregir los errores del pasado y continuar sus procesos de renovación y democracia interna y se trata de fortalecer los principios y valores de transparencia, responsabilidad, honestidad y espíritu de servicio.

Hoy más que nunca, la sociedad civil debe ejercer su rol contralor, pues ha quedado demostrado que la presión social es capaz de incidir en los estamentos institucionales para impulsar y transformar de manera positiva, los asuntos de mayor trascendencia nacional.

Desde Concertación Democrática Nacional nos sentimos complacidos de seguir apostando por la fortaleza de la sociedad civil y nos comprometemos a continuar la lucha por profundizar y consolidar nuestro programa de auditoría ciudadana.

Continuaremos hoy más que nunca, vigilantes y críticos de la actuación de los partidos políticos, exigiendo el respeto a la Constitución, a los principios democráticos, a la legalidad y al Estado de Derecho.

Comienza el camino de construcción de una ciudadanía fuerte, participativa y con incidencia en las decisiones políticas que determinan el rumbo del país.

Invitamos a la sociedad civil a incorporarse a las diversas iniciativas y proyectos de las organizaciones sociales y consolidar su papel soberano en la definición de un futuro de oportunidades para las generaciones venideras.

Presidente de Concertación

Democrática Nacional y expresidente de la Corte Suprema de Justicia.