Historia de una muerte anunciada

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Por Inés Quinteros

13 March 2018

11 de noviembre de 1989, el pueblo salvadoreño no los apoyó y la ofensiva “hasta el tope” colapsó. 4 de marzo de 2018, el pueblo no los apoyó, y su sueño de perpetuarse en el poder se acabuche pata de cuche.

Curioso. Ambos planes maquiavélicos fracasaron a los nueve años de haber iniciado.

El que comenzó en 1980 derramó ríos de sangre y destruyó el país, durante una guerra entre hermanos. El de 2009 nos ha llevado al borde del abismo y destruido el país, culpa de nueve años de singular incompetencia en el poder.

“Los que toparon fueron ellos”, recuerda la lorita Pepita.

Cierto, lorita, tres años después de su fracasada ofensiva no tuvieron otra que firmar la dizque paz y cambiar las balas por los votos; 17 años más tarde el plan les funcionó, gracias a que un pico de oro, ahora pupuso con nuestro pisto en Nicaragua, les entregó las llaves de la Casona. ¡Qué domada!

En el caso del FMLN, la segunda es la vencida, pues tercera oportunidad no tendrán. Es evidente que los salvadoreños amamos y defendemos, con sangre y votos, nuestra libertad. Cuál “mi faro es Venezuela”; cuál “Yankee Go Home”. FMLN RIP.

¿Cómo se les ocurre pelearse con los gringos hasta quemar su bandera, cuando del Norte llega el oxígeno que nos mantiene? Con razón, al igual que muchos empleados públicos, muchos de los 2 millones de salvadoreños con parientes en Estados Unidos tampoco votaron por ustedes.

También les dieron un tiro de gracia en las urnas, las miles de familias víctimas de la descomunal violencia, que se les ha salido del huacal.

Tampoco votaron por ustedes los enfermos que no encuentran alivio; ni los padres que llevan a sus hijos a escuelas sin techo ni pupitres; los que la zocamos cuando nos trataron de robar nuestras pensiones; cuando nos dimos cuenta de su plan de violar nuestra sagrada Constitución. “La vieja” silba la lorita Pepita.

¿Cómo que “Festival del Buen Vivir? Solo para ustedes, gracias al “buen hábito del ahorro”. Sí, ¿cómo no? Su primer presidente disfrutando la buena vita en Managua; su segundo presidente dando vía; sus funcionarios con carrazos, casonas, “ranchos” de playa, viajes “first class”. ¿Y la gente? Muy mal gracias.

¡Cómo que “Hacemos más por la gente”! El pueblo su campaña mentirosa escuchó y en las urnas se desquitó.

¿Y ahora quién podrá defenderlos? Lo siento; ni el Chapulín, y eso que también es colorado.

Para colmo, ventilan su frustración afirmando que van a “echar a la m... inmediatamente” a sus empleados que no les dieron el voto; amenazan con volver a la montaña, con tomarse las calles.

Patadas de ahogado. Ni aunque el Profe renuncie, ni aunque cambien todo el gabinete, ni aunque besen a Trump (imposible, huele a azufre dicen), y se pronuncien en contra de San Maduro (imposible, lo adoran más que a San Romero). Punto final a su sueño de poder eterno.

Los salvadoreños estamos hartos de sus pajas, cantaletas y discurso de odio, estancados en 1980; de su experiencia en destruir, no en construir; de sus comandantes obsoletos con léxico de niña Lilian; de su afán por amenazar nuestra libertad y multiplicar la pobreza.

El Salvador no se merece lo que nos han hecho, ni lo que nos pretendían hacer. El pueblo ha dicho “hasta aquí llegaron”, configurando una nueva aritmética legislativa y municipal. ¡Todos a trabajar para nuestro país rescatar! Sin manos peludas, sin intereses creados, sin maletines negros, sin echarle la culpa a los 10 años del Frente.

Para terminar de cerrar el círculo curioso de la historia cuscatleca, que bien nos caería que volvieran a chisporrotear los yunques de nuestra economía, como lo hicieron justo después de firmada la paz.

El Salvador está lleno de gente cachimbona, trabajadora, buena, honesta. Unámonos para que surjan las oportunidades. FMLN nunca más, ni falsos redentores con pico de oro, falta de experiencia, oscuras intenciones y hoja de vida salpicada.

“Sacaremos nuestro buey de la barranca, sacaremos nuestro buey de la barranca, sacaremos nuestro buey de la barranca, de la barranca sacaremos nuestro buey”, canta Pepita con voz de esperanza.

Dios te oiga, lorita.

Columnista de El Diario de Hoycalinalfaro@ogilvy.com