Responsabilidad del ganador

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Por Elizabeth Castro

10 March 2018

Hay que entender el mensaje que los votantes han dado en las recientes elecciones. Un apabullante rechazo del voto duro del FMLN al gobierno, que aunque dio a ARENA la mayoría de diputados en la Asamblea Legislativa, no puede considerarse una gloriosa victoria tricolor, pues perdió votos con respecto a elecciones anteriores.

Pero resulta evidente que el pueblo ha querido dar a ARENA una segunda oportunidad que debe aprovechar, si espera ganar las presidenciales del 2019. Esto significa hacer las cosas bien, dando un giro de timón a la manera como se está conduciendo el partido, lo que deberá demostrar en las elecciones internas para elegir al candidato; que sean limpias, sin imposiciones de parte de la cúpula y que sean los votantes quienes elijan al candidato. Si no se da un proceso democrático y transparente, de nada sirve que sigan anunciando apertura dentro del partido.

Para la nueva bancada legislativa, la expectativas de la ciudadanía son muy altas, dado el nivel de desprestigio y desconfianza que se ha ganado el que erróneamente llaman el Primer Órgano del Estado. Al tomar posesión de su cargo, los nuevos diputados deben tener muy en cuenta las críticas que la población les dirige a través de las redes sociales, encuestas, entrevistas de TV y columnas de opinión, en cuanto al abuso de los recursos públicos para beneficio propio.

Una de las acciones más reprochables de los diputados fue la actitud de desprecio e indiferencia mostrada ante la lectura del proyecto presentado por los diputados Valiente y Wright para reformar el Reglamento Interno de la Asamblea, que permite toda clase de abusos. Guillermo Gallegos dijo “no poder opinar sobre cambios en los beneficios para los directivos, porque no los conoce” porque volvió la espalda para no enterarse. Pero insiste en que “el diputado que no los quiera, los puede dejar”, lo que claramente significa que él está dispuesto a mantenerlos, porque pretende continuar como Presidente de la Asamblea.

Los votantes esperan que sus representantes trabajen por el bien común, para que los salvadoreños puedan acceder a una mejor calidad de vida, porque quienes viven en la miseria no pueden menos que ver con indignación cómo sus impuestos son despilfarrados por los 84 legisladores, que están disfrutando de un estilo de vida que no merecen y que no está acorde con sus sueldos, sino gracias a las prebendas que ellos mismos se han recetado y que justifican porque están incluidas en el abultado presupuesto que ellos mismos elaboran y aprueban.

Tomarán posesión el 1 de mayo, por lo que el tiempo para demostrar que hay cambio es bastante corto, porque las elecciones presidenciales serán en febrero de 2019. Y el votante estará atento a que cumplan con las obligaciones de su cargo, como el resto de los trabajadores salvadoreños. Tan sencillo como llegar a trabajar todos los días, estar presentes en las comisiones y en las plenarias, leer las leyes tanto tiempo engavetadas, reducir el número de asesores, cuyo volumen es una evidencia de incapacidad académica para desempeñar tan alto cargo.

Urge demostrar una verdadera austeridad, renunciando a lujos y prebendas innecesarios, que los ciudadanos conocen y repudian, para trabajar por el bien del país. La reforma constitucional para disminuir el número de diputados y el tamaño de la Junta Directiva, así como el sistema de residuos y cocientes serían decisiones muy acertadas. Los diputados de ARENA tienen en sus manos el destino de la Patria. De su trabajo depende que no tengamos que sufrir un tercer gobierno del Frente o caer en manos de Nayib.

Columnista de

El Diario de Hoy