Un mayo que iniciará en marzo: ¡vamos a votar y un poco más!

descripción de la imagen

Por Elizabeth Castro

02 March 2018

En mayo tomarán posesión de sus cargos los alcaldes y diputados que resulten vencedores en estas elecciones. Mañana será el día en que tendremos el poder para decidir el rumbo que queremos que tome esta historia. Podemos dejarla como está o quedarnos con los brazos cruzados, pero sería irresponsable de nuestra parte. Nuestro país nos pide a gritos encontrar un camino y nosotros debemos hacer algo al respecto.

Entre las memorias de mi infancia se encuentran las historias de mis parientes sobre las elecciones de 1982 para una Asamblea Constituyente. Suelen recordar que se trató de una elección histórica por lo que representaba y por la valentía de tantos salvadoreños que concurrieron masivamente a votar pese al riesgo de hacerlo “bajo las balas”.

Sería osado decir que la situación es como la de entonces, pero existen similitudes. No votaremos para que se haga una nueva Constitución, sino por una Asamblea que elegirá a los magistrados que deberían procurar su defensa y respeto desde la Sala de lo Constitucional; no deberemos mostrar heroicidad saliendo a votar bajo las balas, sino venciendo las barreras de la indignación y de la incredulidad.

Tantos compartimos el disgusto con la mala clase política. Los partidos parecen no darse cuenta, ya que siguen promoviendo candidaturas de personas de dudosa honorabilidad. La oferta electoral deja mucho que desear y cuando se trata de propuestas algunos se enfrascan en sus mensajes de campaña o se niegan al debate.

Sobre esto último, al menos dos entrevistadores de importantes programas de televisión mostraron su descontento ante las negativas de los que evitan compartir un mismo espacio con sus contrincantes para confrontar sus planes. Lamentablemente, debatir se ha convertido en una excepción y no en la regla. Es una enfermedad que debilita nuestra democracia y que, como el cáncer, no hace distinciones de ningún tipo: figuras tanto de la “izquierda” como de la “derecha” adolecen de madurez democrática y quizás de propuestas sólidas.

A pesar del panorama desalentador, debemos preguntarnos: ¿acaso cambiaremos algo con la indignación? La respuesta la sabemos, pero a veces predomina el hígado y la bilis. Abstenerse de votar o anular el voto no harán la diferencia.

Con el tiempo ha habido importantes conquistas para nuestra democracia, como la posibilidad de votar individualmente por diputados y los concejos plurales. Utilicemos estas herramientas para elegir a los mejores, sacar a los que lo han hecho mal o a quienes están enquistados cómodamente en su trono de poder.

Podemos estar más o menos decantados por un partido político y tener una ideología, pero es importante dejar de lado el fanatismo. Seamos críticos y escojamos a los adecuados para llevar a término las cosas y, ante todo, que sean personas que antepongan el bien de la sociedad a cualquier interés partidario o particular. Si los corruptos no distinguen colores o banderas, ¿por qué habríamos de hacerlo nosotros para el bien de nuestro país?

No debemos confiar ciegamente en todos. Tengamos cuidado con los partidos y sus peones que buscan controlar las instituciones en aras del “pueblo”. Si hemos avanzado en algo ha sido gracias a la independencia de poderes que ha permitido frenar los abusos cometidos por todos los bandos.

La primera prueba de fuego será mañana. El verdadero reto, sin embargo, va más allá de una elección. Nos queda aún mucho que ganar en cultura ciudadana y esta es una excelente ocasión para comenzar, para delinear en este marzo el panorama que queremos para El Salvador a partir de mayo.

Cuando pase todo el trajín electoral, debemos vencer la indiferencia y concretar cómo podemos involucrarnos más en esta palestra, ya sea desde la trinchera ciudadana o desde la de la política partidaria. Solo así cambiaremos las cosas.

“Somos nosotros, los vivos, quienes debemos consagrarnos a la tarea inconclusa que los que lucharon hicieron avanzar tanto y tan noblemente. Somos los vivos los que debemos consagrarnos a la gran tarea que aún resta ante nosotros” —Abraham Lincoln, discurso de Gettysburg.

Periodista.

Máster en comunicación

corporativa.

jgarciaoriani@gmail.com