Limpiemos la casa

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Por Inés Quinteros

13 February 2018

El partido ARENA, se está comprometiendo públicamente a aprobar dentro de su plataforma legislativa 2018-2021 un marco legal para incentivar la producción agrícola, mediante contratos de arrendamiento de tierras con vocación agrícola.

¡Enhorabuena!, ya que desde hace años se busca tener un instrumento legal que ofrezca certeza jurídica para la reactivación de tierras ociosas e inactivas, como sería la promulgación de una Ley de Arrendamiento de Tierras.

Pero esta iniciativa, por años engavetada, no ha contado con el apoyo político para que se otorguen incentivos a la producción agrícola, cuando medien contratos de arrendamiento de tierras, contratos voluntarios basados en reglas claras que den garantías a propietarios y arrendatarios.

Es indispensable contar con un marco legal que garantice el derecho a la propiedad de la tierra en adecuadas condiciones contractuales de arrendamiento, como única vía que propicie el uso racional de las cuatrocientas mil manzanas de tierra que se estima, están ociosas, sin cultivar. Tierras ociosas con diversos tipos de suelo de vocación agrícola. El proyecto de ley debería basarse en una contratación de carácter totalmente voluntario, no debe expropiar, ni privatizar, ni arrebatar. Simplemente ayudar a integrar oferta y demanda, de tierras, para evitar que existan fincas improductivas y ayudar a reactivar tierras abandonadas.

Los que adversan esta iniciativa deberían proponer mejoras al proyecto de ley propuesto, aportando correcciones y soluciones para que el instrumento brinde certeza jurídica a las relaciones contractuales de arrendamiento de tierra para todas las partes. No es sostenible seguir fomentando la agricultura de subsistencia con fines partidarios y electorales.

Hoy se cuenta con un referente político en la Asamblea Legislativa que públicamente se ha comprometido a sacar adelante ese instrumento legal, menospreciado por muchos años.

El reto es mejorar los ingresos de los pequeños productores y detener la emigración del sector. Miles de jóvenes que residen en departamentos con vocación agrícola, han entregado sus currículos para optar a plazas en el sector de comercio o servicios. La migración de los jóvenes desde el campo hacia la ciudad o hacia Estados Unidos crece, con la esperanza de encontrar mejor empleo. En el campo los jóvenes ya no están interesados en cultivar las tierras.

La baja producción y el desempleo, a resultas del abandono de propiedades por la inseguridad y las extorsiones castigan a los productores, les obliga a que para llegar a su propiedad y sacar sus cosechas, paguen seguridad privada y eventualmente la extorsión. Como objetivo esencial, la reversión de esta dramática situación pasa por establecer políticas de Estado capaces de garantizar la seguridad alimentaria y la intensificación sostenible de la producción agrícola.

Estimado lector, es imperativo tomar conciencia que el sector agropecuario enfrenta desafíos, como mayores costos de producción e incertidumbre en la oferta laboral. Conforme el IV Censo Agropecuario, el 71 % de los productores tiene una edad promedio 57 años. Este índice hace prever que de no existir una política apropiada de apoyo al sector, los rendimientos y los crecimientos de la producción de los últimos años no serán sostenibles a mediano plazo.

Por otro lado, muchos consideran que la ley de Reforma Agraria ya cumplió sus objetivos y mantenerla vigente lo único que logra es castigar al país de su precaria situación.

Entonces, ¿por qué no se llega al fondo de la causa del deterioro económico y social del agro, que estoy seguro es precisamente la existencia de una normativa inoperante, como la obsoleta reforma agraria? Se han hecho propuestas de enmiendas a esta ley, con la esperanza de tener otros resultados. El sector político, de todas las tendencias ideológicas, han hecho oídos sordos al respecto.

Columnista de El Diario

de Hoy.

resmahan@hotmail.com