Empleadores exigentes 

Ninguna persona esperaría, siendo realistas, ser contratada sin preparar currículum, presentarse a una entrevista, y brindar una explicación convincente de por qué, de entre las incontables opciones, es la indicada para el puesto.

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Por Cristina López*

05 February 2018

Cualquiera que ha tenido que pasar por el tortuoso proceso de buscar trabajo, sabrá que gran parte de la receta para el éxito reside en la preparación. Muchísimo antes de llegar a la parte de la entrevista, hay pasos que requieren cuidado y estrategia, como la presentación breve y  clara en una hoja de vida de logros y grados académicos alcanzados. Lo ideal es presentarlos de cierta manera que informe al empleador que tenemos las cualificaciones ideales para el puesto para el que queremos ser contratado. Ninguna persona esperaría, siendo realistas, ser contratada sin preparar currículum, presentarse a una entrevista, y brindar una explicación convincente de por qué, de entre las incontables opciones, es la indicada para el puesto.

Y, sin embargo, esta época electoral es un excelente indicador que muchísimos candidatos a la Asamblea Legislativa y alcaldías a lo largo y ancho del país esperan exactamente eso: ser electos, equivalente a ser contratados por el empleador más importante, la ciudadanía, sin explicar de manera coherente por qué son los más calificados para la posición. Y nosotros, los empleadores, parecemos no habernos dado cuenta del poder que tenemos, porque seguimos permitiéndoles a muchos que apliquen a uno de los puestos más importantes sin darnos la  mínima explicación.

Por suerte, muchos miembros de la sociedad civil se han empezado a dar cuenta de que merecemos más y que solo mandar a imprimir vallas publicitarias no vuelve a alguien más calificado. Las redes sociales, una excelente herramienta democratizadora, se han vuelto un medio en el que los candidatos realmente interesados por escuchar lo que la ciudadanía necesita pueden mostrarse accesibles.

Un ejemplo de esto es Félix Raúl Betancourt, que sin necesidad de preguntarle, se ha acercado a diferentes potenciales constituyentes a través de Twitter y ha facilitado su propuesta legislativa, haciendo lo que cualquier aspirante a una posición laboral debería de hacer: convencer al empleador de que cuenta con las cualificaciones necesarias y merece ser contratado. En un deprimente contraste, el partido ARENA, a pesar de contar con varios candidatos con perfiles potencialmente interesantes, es casi imposible encontrar información de sus logros laborales o académicos, o de sus propuestas legislativas con políticas públicas específicas más allá de eslóganes.

Tengo un hermano que ha vuelto la búsqueda de esta información una cruzada pública. A diario solicita a diferentes partidos, a través de las redes sociales, que le brinden las hojas de vida de los candidatos para poder tomar una decisión informada. Es deprimente ver que ARENA aún no se ha tomado la solicitud en serio, dando la impresión de que aún piensan que se merecen el puesto sin hacer el mínimo esfuerzo de demostrar su competencia.

Es igualmente deprimente ver candidatos que buscan reelegirse, algunos por cuarta o quinta vez, sin tener un solo logro palpable o una agenda de servicio. La cumbre del cinismo la alcanzó la alcaldesa de Antiguo Cuscatlán, haciendo promesas que podría haber cumplido en cualquiera de sus períodos municipales durante las tres décadas que ha estado al frente de la alcaldía. Al ser cuestionada sobre la alternancia (o falta de) en la alcaldía de Antiguo, tuvo el cinismo de contestar que su mejor alternancia era la comunicación que tenía con los residentes de Antiguo. Quizás ya es hora de que, como empleadores, nos volvamos más exigentes.