Arístides Calvani: una visión humanista del mundo

El autor hace una semblanza del diplomático y político democristiano venezolano a cien años de su nacimiento. Calvani murió en un accidente aéreo en 1986 y es recordado por sus aportes para la cultura política en Latinoamérica.

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Por Elizabeth Castro

19 January 2018

Hoy se cumplen 100 años del nacimiento de este ilustre venezolano. Un hombre íntegro, de recios principios éticos, con una aquilatada labor académica, una vocación comprobada por la justicia social, un ejemplo de dignidad y una visión de las relaciones internacionales comprometida con la búsqueda de la paz, la justicia, la promoción de la democracia y la construcción de un nuevo orden internacional justo y humano. Fueron estos los pilares sobre los cuales Arístides Calvani condujo la política exterior de Venezuela durante el quinquenio 1969/1973.

Desempeñó con brillantez el Ministerio de Relaciones Exteriores durante el primer gobierno de Rafael Caldera, defendiendo con lucidez la acción internacional de Venezuela de ese momento sobre la base de los siguientes principios: la Justicia Social Internacional como valor regulador de los equilibrios entre los países fuertes y los países débiles con vistas a lograr el desarrollo integral del hombre; la Unidad Latinoamericana, como necesidad para que nuestros pueblos puedan jugar el papel que le corresponda en el concierto mundial; el Pluralismo Ideológico, entendido como el derecho que tienen los pueblos a expresar las distintas formas de concebir la realización de sus fines; el Nacionalismo Democrático, como expresión de la búsqueda de su propia identidad.

Con igual firmeza rechazó la situación de dominación o sujeción de un país por otro. Así lo denunció el 6 de octubre de 1969 en su primera intervención ante la Asamblea General de la ONU, al tiempo que cuestionaba la política de bloques y división del poder mundial en torno a dos grandes potencias.

En esa misma ocasión fijó posición sobre el orden internacional injusto y el concepto de financiación al desarrollo, rechazando el término “ayuda” a los países subdesarrollados que “parecieran atribuir al dador cualidades de magnanimidad”, cuando en realidad constituye “una simple operación mercantil o persigue objetivos ideológicos y políticos”. Apelando al sentido de justicia, afirmó que mal puede llamarse “ayuda” algo que constituye un deber.

A juicio de Calvani, y así lo expuso en los foros internacionales, la paz y la seguridad mundiales no pueden limitarse a la ausencia de conflictos bélicos. La paz verdadera entre las naciones, decía, no puede ser una paz impuesta, tenía que ser voluntariamente buscada, aceptada y compartida.

Sostenía que la paz dependía de varias condiciones, entre las cuales destacaba el respeto recíproco: ningún país tiene más dignidad que otro. En segundo lugar, un nuevo orden en las relaciones entre los pueblos con base a la justicia social internacional; y la tercera condición: una solidaridad activa para lo cual debían superarse los egoísmos y los odios ideológicos que abonan el terreno para la violencia.

Su visión sobre la consolidación del orden internacional basada en el principio del Bien Común Universal, era contrapuesta no solo al predominio de los bloques en lo político, sino que requería de un sistema monetario internacional con el concurso de todas las naciones que incluyera a los países en desarrollo.

En sus intervenciones ante la Asamblea General de la ONU, catalogadas como cátedras de ética política en las relaciones internacionales, profundizó sobre los desequilibrios y hondas desigualdades entre los países desarrollados y subdesarrollados, que aunado a las ambiciones de poder, el deterioro de los términos de intercambio en el comercio internacional, el poder de las armas, entre otros, mantienen y configuran sistemas de sujeción de signo económico o de signo ideológico.

Sus últimos años de vida los consagró a impulsar la estabilidad y la democratización en Centroamérica, en especial en Guatemala y El Salvador donde aún —a 32 años de su desaparición física— se le recuerda con respeto y afecto por su empeño y tesón en la difusión de los valores democráticos y de justicia social.

*Diplomático, internacionalista venezolano, colaborador de El Diario de Hoy.