Furias 2017

Quiere decir que aún no nos tocaba, que nos librarnos de armas químicas, de explosiones, metralletas, atropellos, huracanes, seguridad de United, terremotos, inundaciones, llamas y frijol intenso.

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Por Mirna Navarrete

16 January 2018

La furia entre Kim y Donald, junto al terrorismo, mantuvo a don Mundo 2017 bien culío. El año pasado, los aliados dejan sin santuarios, en Irak y Siria, al Estado Islámico. Los desterrados deciden ventilar su furia con explosiones y atropellos mortales, en Estambul, París, Londres, Manchester, Barcelona, Nueva York, Estocolmo, Egipto y Tel Aviv. ¡Animales!

Animales como Assad, dictador de Siria, quien con sus bombas químicas achicharra a sus paisanos. Oportunidad para Trump estrenar su autoridad, por lo que destruye, ipso facto, las fábricas de las bombas de la muerte. Al loco de Assad solo Putin le hace barra. “Igual al cuchi cuchi del profe con Maduro”, tira un besito la lorita Pepita.

Para que no quedara ninguna duda de que los tiene bien puestos, Trump suelta tremendo bombazo en Afganistán, terreno fúrico en el que el tío Samuel lleva 16 años enrollado en la guerra más longeva y complicada; aunque nada que ver si Trump decide soltar al Padre de Todas las Bombas en la Corea de arriba. Dios guarde.

Simpatizantes del Estado Islámico nos mantuvieron estirando el pescuezo en lugares públicos como restaurantes, aeropuertos y centros comerciales. Quién sabe si ese viejo comiéndose un sorbete con la nieta, decida ventilar su furia con una metralleta como lo hizo, con todo un arsenal, un gringo loco en un concierto de música country en Las Vegas.

Sentí mucho la muerte de 8 ches argentinos en Nueva York. Celebración de 30 años de graduación; un paseo por la ciudad que nunca duerme en bicicleta, y un Jihadista fúrico los atropella, y los manda a Rosario junto a las maletas.

Además, durante 2017, harta de que la violemos, se manifestó una furia más poderosa que la humana: la Madre Naturaleza. Nos dejó atónitos el sufrimiento de Houston, al Harvey estacionarse tres días sobre la ciudad, convirtiendo sus calles en ríos de feroz avance destructivo.

Igual de brava, arrasando con islas enteras, la furia de Irma y María, en el típico recorrido entre el Caribe y la Florida.

Mal clima es sinónimo de año complicado para aeropuertos y aerolíneas. Hablando de líneas aéreas, el premio por el desastre de relaciones públicas 2017 se lo llevó United, al arrastrar a un doctor chino por el pasillo de uno de sus aviones, frente las cámaras de 150 pasajeros.

Volviendo a la furia más poderosa que la humana, qué impresionantes las fotos en Facebook live de edificios desmoronándose en el DF, a causa de un terremoto. Imágenes Dantescas que nos hicieron recordar lo que nunca vamos a olvidar: El 9/11.

En nuestra nuca de bosque (neck of the woods), Nate pegó con todo en Costa Rica. Ni cerca la furia de Harvey Houston y las damas del Caribe, pero mucha pérdida igualmente.

En El Salvador, Elver se portó bien pero, allá por Semana Santa, culío nos puso el Parkinson de la Pacha Mama. Gracias a Dios no pasó a más, pues el gobierno demostró que ni idea cómo actuar en caso de furia natural. ¡Vete, Candanga!

A los peruanos del norte se los llevó Candanga por la furia de la inundación. A los portugueses, californianos, y a la torre del Ministerio de Hacienda, por la furia de las llamas. A los del hemisferio norte se los volvió a llevar Candanga por un invierno aún más fúrico que el anterior.

Capítulo lúgubre, sin duda, pero importante para que realicemos lo afortunado que somos si estamos leyendo esto. Quiere decir que aún no nos tocaba, que nos librarnos de armas químicas, de explosiones, metralletas, atropellos, huracanes, seguridad de United, terremotos, inundaciones, llamas y frijol intenso.

Plegarias por un 2018 sin tanta furia. “Entonces eviten cucar a la Madre de Todas las Furias”, recomienda la lora con lágrima en ojo, al ahora ver un centro comercial en lo que un día fue el bosque en que nació.

Colorín, colorado, a este relato le falta un capítulo para darse por terminado. Búsquelo el próximo martes en este mismo periódico, en esta misma sección, en esta misma posición; ¡qué emoción!

Feliz semana. “Uuuuuy, ya va a ser Semana Santa”, se oye desde el patio con tono afligido.

*Columnista de El Diario de Hoy.

calinalfaro@gmail.com