Partidos y políticos: los no creíbles

Los únicos responsables de que lleguen al poder personas con poca capacidad, con falta de ideas, con ideas de dinosaurios o que se creen indispensables, son los mismos partidos.

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Por Mirna Navarrete

15 January 2018

Los partidos políticos se empecinan en tapar el sol con un dedo. La última encuesta de la UCA les deja números alarmantes: el 64 % de los encuestados dijo que no tiene preferencia por ningún partido político, el 47.3 % cree que la situación política ha empeorado y el 59.9 % de la población dijo no estar interesado en ir a votar. Pero en la cabeza de sus dirigentes la crisis de representación de los partidos políticos es un discurso vivo solo en las mentes de un par de generadores de opinión; además, creen que se está haciendo eco de una maligna ola antipartidos que busca perjudicarlos, según ellos, sin motivo.

Hay que decirlo claro: los únicos culpables de que la población ya no se sienta representada por los partidos políticos son los mismos partidos. En los últimos años se ha agudizado esta falta de afinidad debido a que estos no han sido capaces de canalizar las críticas ni el descontento ciudadano. Los partidos se han acostumbrado a manejar el ámbito electoral como si fuera una finca y el voto duro se conforma con recibir instrucciones de los capataces. Ninguno está tomando en serio el descontento de la mayoría de la población ni reflexionando el daño que se le hace a la democracia.

Primero, el esfuerzo que los partidos hacen por llevar a candidatos que tengan solvencia moral es casi nula; en los listados hay personas señaladas de vínculos con el narcotráfico, enriquecimiento ilícito, corrupción, condenadas por el Tribunal de Ética Gubernamental, etc. También la renovación va a paso de tortuga; en sus listas llevan personas que han pasado uno o más periodos en la Asamblea sin hacer un trabajo que se traduzca en algo bueno para la gente. Parece mucho pedir que lleven en sus listas candidatos preparados que sean capaces de trabajar de manera consciente e inteligente. Lo que más falta son ideas frescas. Buena parte de los jóvenes son baby dinosaurios que no se desmarcan ni de la cúpula del FMLN ni del conservadurismo social anacrónico de ARENA.

Sumado a lo anterior, ni partidos ni candidatos hablan sobre propuestas concretas para solucionar los problemas que aquejan al país. Los dirigentes son capaces de establecer la forma en que su fracción votará o el actuar de un concejo municipal, pero no son capaces de coordinar propuestas necesarias y potables.

Tenemos serios problemas fiscales, de seguridad, de un sistema educativo y de salud en ruinas o el drama de los desplazamientos forzados, pero lo que más vemos son spots televisivos y vallas que inundan las ciudad. No vemos propuestas.

Los únicos culpables de la crisis de partidos y del descontento ciudadano son los partidos políticos. Y los únicos responsables de que lleguen al poder personas con poca capacidad, con falta de ideas, con ideas de dinosaurios o que se creen indispensables, son los mismos partidos. Desafortunadamente, los partidos políticos no cuentan con la capacidad de autocrítica, y menos con la valentía de aceptar errores propios e intentar corregir.

Con las listas armadas, el tema de los candidatos es ya difícil de corregir. Sin embargo, como ciudadanos esperaríamos que al menos en el tema de las propuestas los partidos y sus candidatos reaccionen y presenten proyectos viables para los múltiples problemas que tenemos. En este punto nos toca poner de nuestra parte: cuando un político se acerque a pedirle el voto pregúntele cuál es su propuesta y la forma concreta en que logrará cumplir esa propuesta. Cuestiónelo. Comprometalo.

Los principales encargados de que las campañas no se basen en fiestas para los niños, fotos bonitas, retórica, entrega de víveres, huacales, cd, pasteles y regalitos somos nosotros los ciudadanos. Obliguemos a elevar el nivel de la campaña, pues las experiencias de años pasados dejan claro que la mayoría de los candidatos no lo harán por voluntad propia. Y si no lo hacen seguirán en el último lugar en credibilidad para los salvadoreños.

*Columnista de El Diario de Hoy.