Comunicación (des)personalizada

Cada día es pasmoso e irónico cómo, merced los avances tecnológicos, se despersonaliza o más bien se deshumaniza el contacto.

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Por Mirna Navarrete

13 January 2018

Quizá voy a sonar anticuado, pero me niego a sustituir la palabra oral con todas sus emociones por textos ambiguos, vacíos y sin carga sentimental.

Cada día es irónico y pasmoso cómo, merced los avances tecnológicos, se despersonaliza o más bien se deshumaniza el contacto.

Todo ahora son textos o chats de WhatsApp, Telegram o emails y se pierde la necesidad de escuchar al otro con una llamada telefónica, incluso por esas mismas aplicaciones, si el problema es no gastar saldos.

El colmo llega al punto de que en una oficina hay uno, dos o más colegas que están uno a la par del otro o atrás y se están texteando, como si los separaran varios metros.

Los emoticones y adornos intentan llenar el vacío en los mensajes, pero aun así queda la duda de si hay autenticidad, por muy bonitas que sean la decoración y las palabras.

Es cierto que a veces no se puede marcar o hacer contactos verbales porque no se puede hablar en el momento o se puede estar en una reunión o en un culto, por ejemplo, pero esto no reemplaza la necesidad de un contacto más directo.

Pero en esta línea van personas que por timidez o comodidad prefieren escribir para no enfrentar respuestas verbales y más bien seguir aisladas.

En esto también hay extremos como los de conductores que van escribiendo en plena marcha. Este servidor ha visto a transportistas de productos y hasta motociclistas ir chateando o jugando con sus celulares en carretera. En las horas pico algunos se dan el lujo de parar filas de vehículos para poder escribir mensajes a las novias.

Recuerdo que antes los comercios y otros establecimientos se enorgullecían en decir que eran atendidos personalmente por sus propietarios. Ahora lo hace personal aburrido o sin capacitación. Se entiende que quizá es por la inseguridad, pero se ha perdido el esmero.

Si hay una queja y se pide hablar con el gerente, le mandan a una persona sin poder de decisión o al vigilante escopetero para que ya no molesten.

Hay que saludar, sin embargo, los recursos tales como las aplicaciones y procedimientos para poder hacer gestiones financieras o de trámites desde una computadora en casa o incluso un celular. Así se evitan las primitivas colas y la pérdida de tiempo, por ejemplo, que en algunos casos se prestan para la corrupción como se ha visto en esferas gubernamentales desde siempre (el cuento del “indio que reparte chicha”).

Ojalá que la tecnología vaya acercándonos más en lugar de separarnos. O más bien, que tengamos la iniciativa de utilizar todos los recursos que nos da la tecnología para volver más humano y solidario este mundo.

*Periodista