Tres peligros del nuevo aparato de comunicación sobre seguridad

Un aparato nuevo de comunicación para atender el trabajo del plan de seguridad se ha echado a andar con rapidez y poca transparencia; esperemos que sea una labor novedosa, moderna y alejada de la política partidista.

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Por Elizabeth Castro

06 January 2018

Sin decir agua va, el gabinete de seguridad ha montado un equipo de comunicación gubernamental que pretende mejorar la información y la comunicación en torno a un tema sensible y de gran relevancia en el país como lo es el combate a la delincuencia; el nuevo proyecto lo integran varias decenas de comunicadores procedentes de diferentes instancias, entre otras, la Policía Nacional Civil, Gobernación, Centros Penales, la Fuerza Armada, la Presidencia, y está bajo los lineamientos del llamado “Plan El Salvador Seguro”, puesto en marcha por el actual gobierno y que, según varios voceros oficiales, tiene por tarea generar una nueva imagen sobre los éxitos y las acciones positivas que se llevan a cabo para convertir el país en seguro y tranquilo.

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El plan de seguridad, es de “carácter integral y flexible que consta de cinco ejes y ciento veinticuatro acciones prioritarias, urgentes, de corto, mediano y largo plazo, para enfrentar la violencia y la criminalidad, garantizar el acceso a la justicia y la atención y protección a víctimas”.

En este contexto, sin duda alguna la iniciativa de crear un aparato de comunicación integrado es importante y relevante para la vida nacional; es más, creeríamos que este proyecto, al igual que la necesidad de un instituto profesional que reúna y estudie las estadísticas de seguridad a nivel nacional y de manera permanente, debería haberse instaurado desde hace tiempo; dicho en pocas palabras, hemos perdido mucho tiempo… pero bien, nunca es tarde para echar a andar iniciativas positivas para el bien de la seguridad de los salvadoreños.

Sin embargo, hay que decirlo con claridad, este aparato de comunicación tiene tres peligros que podrían echar al traste la iniciativa, a saber: uno, que la visión del trabajo de comunicación tenga un sesgo político partidario y que lejos de ser un brazo informativo y de comunicación, cultural en definitiva, para el combate de la delincuencia se convierta en una herramienta o un arma ideológica para justificar las acciones del actual gobierno y abonar a la campaña prelectoral tanto en las elecciones municipales y legislativas de este año o las presidenciales de 2019; de ser así, pronto veremos los resultados, por supuesto nefasto, no solo para la creación de un país seguro y tranquilo, sino botar las pocas acciones positivas que se han logrado.

Dos, en olvidar y obviar que el combate de la delincuencia, la creación de un país seguro pasa no solo por combatir el crimen en sus múltiples expresiones, el terminar con las maras y garantizar que estas organizaciones se integrarán al trabajo productivo, sino restablecer el tejido social, no solo reventado por la guerra de hace varias décadas, sino la actual situación de violencia que tiene al menos dos expresiones, el elevado número de asesinatos y las extorsiones; ambos fenómenos golpean de fondo a los ciudadanos honrados, trabajadores que día a día luchan para sobrevivir en un mundo cada vez más complicado y complejo. De no tenerse esta visión de cambio de la realidad y transformar las estructuras delictivas, la comunicación y la información se convertirán en propaganda y publicidad hueca, sin ninguna importancia y relevancia para llevar la paz a los ciudadanos… no se trata ni de esconder los altos índices de violencia, ni solo de promover las supuestas acciones positivas para poner en marcha el Plan de Seguridad, sino para contribuir decididamente a la construcción de una cultura de paz y convivencia, donde la tolerancia y el respeto de unos con otros es fundamental.

El tercer peligro, muy íntimamente relacionado con los dos anteriores, tiene que ver con una concepción reducida y reduccionista de conceptos claves de la comunicación antigua de corte más ideológica y propagandista y ser sustituidos por conceptos modernos que formen parte de una teoría integral y completa a las necesidades de la actual sociedad; sí, nos referimos a conceptos como el de imagen, expuesto por Paul Capriotti, que la entiende como “la representación mental de un estereotipo de un objetivo, organización, persona o acontecimiento, que los públicos se forman como consecuencia de la interpretación de la información acerca de aquellos”… que es complementada por Daniel Scheinsohn, quien dice que la imagen es la “construcción elaborada por el público a partir de elementos de naturaleza muy heterogénea, lo que incluye cuestiones visuales, culturales, experienciales…”.

Se trata de tener una teoría moderna, técnica que busque, en el tema de la comunicación, crear un sistema de signos visuales que tienen por objeto distinguir y facilitar el reconocimiento y la recordación de una sociedad que quiere ser segura, alejada de la violencia y la delincuencia donde el respeto de las personas, y de las leyes es la regla cotidiana a seguir. Se trata de entender que hacer comunicación implica trabajar por la imagen, la identidad corporativa (su ser histórico, filosófico, ético, moral y de comportamiento) de manera integral y concebida a mediano y largo plazo… se trata de ir más allá de la mera propaganda o publicidad, no se diga de las visiones arcaicas de una ideología caduca y retrógrada.

Estaremos pendiente de lo que hace esta nueva instancia de comunicación y seremos duros, claros y contundentes por el bien del país, si cae en uno, en dos o en los tres peligros enunciados.

*Editor Jefe de El Diario de Hoy.

ricardo.chacon@eldiariodehoy.com