Baby dinosaurios

Es necesario que los jóvenes incursionen en política pero buscando su renovación, no solo para esperar ser los ungidos de sus dirigentes, ocupar los cargos que vayan dejando libres y seguir actuando igual.

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Por Mirna Navarrete

18 December 2017

Algunos políticos jóvenes podrían catalogarse como baby dinosaurios. Esa mezcla de juventud e ideas enterradas en la Guerra Fría. Si usted escucha a un “bicho” hablar con vehemencia que la culpa de los males del país es de la oligarquía o del comunismo o que el enemigo a destruir es ARENA o el FMLN, probablemente esté frente a un baby dinosaurio.

Ahora los vemos entonando con exaltación “El Salvador será la tumba donde los rojos terminarán”, lo cual no es precisamente un reconocimiento al valor a otra persona que piense distinto ni son líneas que fomenten la paz.

Desconcierta ver jóvenes que reverencian este tipo de proclamaciones llenas de odio. Por el otro lado, preocupa ver que la juventud del FMLN organice y promueva un “campamento guerrillero, hasta el tope y punto”. ¿Acaso nunca se enteraron que parte fundamental de los Acuerdos de Paz fue dejar las armas? ¿Qué enseñan en un “campamento guerrillero”?

Los baby dinosaurios de cada partido político basan sus ideas en un desprecio irracional por el que piensa distinto a su cúpula partidaria. Muchos jóvenes de la derecha rechazan sin reflexionar cualquier idea “socialista”; no tienen conciencia sobre la terrible desigualdad de oportunidades que existe en el país y la necesidad de corregirlas mediante programas sociales bien ejecutados.

Muchos jóvenes de la izquierda satanizan lo que consideran postulados “oligarcas”, sin tener en cuenta la necesidad que existe de racionalizar el dinero que el Estado gasta innecesariamente, de fomentar la inversión y de procurar una armonía entre gobierno y empresa privada.

La renovación política que necesita El Salvador no debe limitarse a elegir a alguien por la edad; ser joven no es ninguna ventaja o virtud. La renovación tiene que ser de ideas y de la forma de solucionar problemas estructurales del país. Las “propuestas” que escuchamos de los baby dinosaurios (si las hay) son simples variaciones o interpretaciones del pensamiento de sus dirigentes en los años ochenta y noventa. Pareciera que estos fósiles juveniles se alinean a los discursos oficiales de sus secretarios generales o presidentes sin darles mayor pensamiento y sin hacer ninguna crítica.

Uno de los mayores impedimentos para la renovación de las ideas es la enorme autoridad y poder que todavía tienen las cúpulas partidarias sobre la elección de candidatos; el “establishment” busca su propia supervivencia a través de la selección de personas que caminen en su misma línea, a pesar de que ahora hay que realizar elecciones internas. Y el otro impedimento está en la cabeza de los baby dinosaurios, cuando buscan un puesto público como forma de ganarse la vida (como lo han hecho sus antecesores) y no para servir al país de forma sincera.

Es necesario que los jóvenes incursionen en política pero buscando su renovación, no solo para esperar ser los ungidos de sus dirigentes, ocupar los cargos que vayan dejando libres y seguir actuando igual. Hay que jubilar a la clase política de antaño, esos que tienen varios periodos como funcionarios y no brindan muchos resultados a los problemas.

La rebeldía siempre ha sido una característica de la juventud, y esta vez hay que canalizarla positivamente para solucionar el desastre político que nos han heredado; no es posible que las nuevas generaciones de políticos sean baby dinosaurios en ideas y estén ahí solo esperando turno para ocupar la silla de su dirigente de antaño.

*Columnista de El Diario de Hoy.