Un tema serio: modas y vestidos

Están muy bien todas esas leyes y esas campañas, pero también las mujeres debemos darnos a respetar con nuestra actitud, decoro y prudencia. No son tiempos para andar “tentando al diablo”.

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Por Elizabeth Castro

15 December 2017

El clima de violencia que vive nuestro país es aún más encarnizado en relación con la mujer. Esa realidad ha llevado a realizar campañas, promover leyes y hacer conciencia sobre el respeto que se debe a la mujer en todos los ámbitos. En el hogar, la escuela, el trabajo y donde quiera que ella desee realizar sus actividades, debería poder hacerlo sin sufrir ningún tipo de violencia.

Las feministas aducen que ese respeto debe otorgársenos sin importar cuál sea nuestra vestimenta, la actividad que llevemos a cabo o el lugar donde nos encontremos. Difiero de esa posición.

Porque están muy bien todas esas leyes y esas campañas, pero también las mujeres debemos darnos a respetar con nuestra actitud, decoro y prudencia. No son tiempos para andar “tentando al diablo”, vistiendo indecentemente o visitando lugares peligrosos. Y, por favor: NO estoy “re-victimizando” a quienes, tristemente, han tenido una mala experiencia, creyendo que ellas han tenido la culpa. ¡De ninguna manera! Este es, simplemente, un llamado para que construyamos una mejor sociedad, evitando algunas variables que no contribuyan a ello y que perfectamente podemos evitar.

Qué difícil es hablar de decoro y modestia en el vestir y actuar, cuando todo a nuestro alrededor grita y aplaude la vulgaridad, la desnudez y la absoluta falta de respeto a la propia intimidad. Basta con recorrer rápidamente los diferentes canales de televisión y cable, para encontrar las peores aberraciones, a cualquier hora. Y es aquí donde la educación mediática —aprender a distinguir la falsedad y lo inconveniente— se vuelve indispensable.

Porque lo grave no es lo que vemos en la pantalla chica, sino lo que salta de ella hacia nuestro hogar, lo que sale a la calle, lo que llena las aulas. Qué doloroso ver fotografías de candidatas a reinas de belleza de pueblos remotos, imitando las desnudeces y poses sugestivas que vieron en algún concurso llamativo; o niñas en su fiesta de graduación con atuendos propios para una actriz de barra-show, no para una señorita de su edad y clase. Incluso en las iglesias se ven conjuntos fuera de lugar, propios para la playa pero no para el templo. ¡Qué tristeza!

Dirán que tienen todo el derecho de hacer lo que les dé su gana; cierto. Pero el peligro es que, entre usar tan poca ropa y la desnudez completa, solamente hay un paso, con todo lo que eso implica. A veces son errores que se pagan por toda una vida, especialmente ahora, cuando todo el mundo tiene un celular encendido y sube a internet todo lo que se le ocurre. Si esas situaciones no se evitan por virtud, al menos deberían evitarse para no pasar una vergüenza que podría abarcar todo el ciberespacio.

La moda no siempre es sinónimo de elegancia. Y la desnudez jamás será elegante. A este respecto, mucho pueden hacer las mujeres que tienen programas en la televisión, apareciendo en ellos bien vestidas, modernas pero con decencia; que sean imitadas por la imagen tan positiva y agradable que transmiten.

Porque pasando el tiempo caeremos en cuenta de que esos valores ahora tan poco apreciados —modestia, decencia, decoro— son una verdadera salvaguarda para una vida más tranquila, con menos violencia y sin arrepentimientos. Las celebraciones decembrinas son la ocasión perfecta para lucir bellas, recatadas, elegantes y decentes.

¡Que tengan una feliz Navidad!

*Columnista de El Diario de Hoy.