El ambiente internacional de 2018

En el corto o mediano plazo la enorme liquidez que ha habido en los bancos y las bajísimas tasas de interés que han prevalecido en los prestamos van a desaparecer. Su desaparición causará un aumento de las tasas de interés a sus valores de largo plazo.

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Por Mirna Navarrete

15 December 2017

Todo parecería que está ideal en la economía mundial en este momento. La economía norteamericana está creciendo fuertemente, su tasa de desempleo está bajísima, los precios de las acciones están altísimos y están subiendo rápidamente, el mercado de los bonos se está expandiendo también rápidamente, y la economía europea, y especialmente la alemana, está creciendo robustamente.

Sin embargo, hay ciertos nubarrones en el horizonte que no anuncian nada bueno. Primero, esta bonanza se está dando en medio de circunstancias muy convenientes que no son sostenibles en el largo plazo, causadas por una enorme abundancia de liquidez (dinero disponible en los bancos para inversiones o consumo) y tasas de interés muy por debajo de los promedios históricos.

Segundo, esa enorme liquidez, disponible a las anormalmente bajas tasas de interés, ha propiciado una enorme demanda por activos financieros (acciones y bonos). Como resultado, los precios de estos activos han subido a récords históricos, a pesar de que sus rendimientos no han subido. Los precios de las acciones, por ejemplo, han aumentado violentamente a pesar de que el capital invertido de estas empresas está creciendo a tasas que son apenas una fracción del aumento del precio de sus acciones. La relación de precio de las acciones a ganancias producidas por éstas en promedio por diez años está ahora en 32.24 veces, que es el segundo más alto de la historia. Sólo en 2000 estuvo más alta, cuando alcanzó 45. El promedio desde 1870 hasta ahora ha sido 16.76. Para tener una idea de los alto que está este indicador sólo es necesario notar que cuando cayó la bolsa en 1929, cuando se inició la Gran Depresión, estaba en 30, un par de veces más abajo que ahora.

Vistos desde otro punto de vista, estos datos indican que el rendimiento promedio de todas las acciones en este momento es de 3.1 % anual cuando el rendimiento promedio desde 1870 hasta ahora ha sido de 6.0 %. Es decir, el rendimiento de las acciones en este momento es apenas la mitad del promedio de los últimos 147 años. En estas condiciones, la demanda de las acciones debería de haber bajado porque rinden muy poco, lo cual llevaría a que su precio bajara. La demanda está alta, sin embargo, porque hay demasiado dinero en circulación, y las tasas de interés son tan bajas que es rentable invertir en acciones aunque sus rendimientos sean tan bajos. Una fuente adicional de ganancias es el aumento continuo de los precios de las acciones mismas, que generan una ganancia de capital que incita a más gente a invertir en ellas, formando una burbuja que puede desinflarse cuando la gente se desengañe de ver que está pagando cada vez precios más altos por cada vez menores rendimientos. Si esto pasa, y la burbuja se revienta, habría una crisis muy seria porque los precios de los activos financieros caerían como piedras. La burbuja puede reventar por muchas causas.

La más probable de estas causas sería el aumento de las tasas de interés, que causaría una caída automática de los precios de los activos financieros. La caída de los precios de las acciones causarían muchas pérdidas, pero éstas serían mucho más altas en los bonos de largo plazo, cuyo precio es inversamente proporcional a las tasas de interés. A menores tasas de interés, mayores precios, y viceversa.

Las tasas de interés ya están aumentando por dos caminos: primero, el banco central de Estados Unidos ya las está aumentando y los bancos centrales de Europa están a punto de subirlas, y, segundo, la gran liquidez que había en el mercado está secándose al ir aumentando el crédito bancario. La menor liquidez en los bancos es un factor adicional para subir las tasas.

Es decir, en el corto o mediano plazo la enorme liquidez que ha habido en los bancos y las bajísimas tasas de interés que han prevalecido en los prestamos van a desaparecer. Su desaparición causará un aumento de las tasas de interés a sus valores de largo plazo, quiera o no quieran los bancos centrales, y la burbuja va a reventar. Ojalá que la caída de los precios de los activos financieros sea gradual. Si no, habrá una crisis internacional muy seria.

*Columnista de

El Diario de Hoy.