Los Derechos Humanos

Las ideologías dominantes se aprovechan del relativismo de los derechos humanos, sacan ventaja de esa mutabilidad para manipular a su antojo a masas de autómatas, con una ceguera racional difícil de esclarecer a un pensamiento con criterio ético y moral.

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Por Mirna Navarrete

14 December 2017

La Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) es un documento declarativo adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) en su Resolución 217 A (III), el 10 de diciembre de 1948 en París; en ésta se recogen en sus 30 artículos los derechos humanos considerados básicos, a partir de la carta de San Francisco del 26 de junio de 1945.

En esta declaración se buscó reconocer solemnemente el valor de la dignidad humana explicitando que los derechos humanos son inherentes, indivisibles e inviolables; esto significa que nadie puede cambiarlos a su antojo. Sin embargo, luego de esta declaración al presente; los derechos humanos se han ido modificando por algunos políticos desvirtuando su esencia y convirtiéndolos incluso de índole criminal.

Es así como el derecho a la vida, piedra angular de la declaración, se ha hecho a un lado y en muchos países han legalizado el aborto aduciendo que es un derecho de la mujer, cuando la triste y horrenda realidad es que se asesina a un ser humano indefenso. El derecho al matrimonio para todo hombre y mujer como lo especifica la declaración, se irrespeta al legalizar uniones homosexuales, el derecho de los niños a conocer a sus padres naturales y a ser criados por ellos o en su defecto por padres adoptivos que restauren sus vínculos de filiación con maternidad y paternidad, se violentan cuando los niños nacen de donantes anónimos o son adoptados por parejas del mismo sexo.

La Declaración también establece el derecho a practicar la religión de manera pública, pero un laicismo rampante se ensaña en reducirlo a esferas privadas o eliminarla por completo. En varios países vemos un adoctrinamiento en las escuelas sobre la perniciosa ideología de género y penado con cárcel en algunas ocasiones a quien se oponga a las locuras de esta ridícula ideología. En la actualidad los derechos humanos lo significan todo y a la vez significan nada, se han convertido en el anzuelo para captar adeptos políticos, complaciendo sus caprichos, desvaríos y ambiciones personales.

La desnaturalización, el reformateo y la redefinición de los derechos humanos los despoja de sentido alguno y los convierte en un instrumento político para adquirir el poder. Lo grave es que quienes luchan por darle una definición objetiva a los derechos humanos, son tachados de fundamentalistas, de retrogradas; ya no se reconoce una racionalidad ética capaz de determinar lo que es justo e injusto en atención a la dignidad humana.

Es el voto de la mayoría en coyunturas políticas específicas lo que determina que es justo e injusto; nos encontramos frente a una nueva forma de totalitarismo, pero a diferencia del pasado, hoy se disfraza de aritmética parlamentaria para modificar y crear falsos derechos, prestándose a la perversión política, dejando a un lado su finalidad inicial que, era buscar una vida digna para todo ser humano.

A todas aquellas personas que siguen esta subjetividad de mal llamados derechos los convierte en esclavos, por haber renunciado a sus prerrogativas humanas, complaciendo sus caprichos personales. G.K. Chesterton decía: “Si el hombre no tiene naturaleza, rechazamos los derechos humanos, estamos justificando cualquier tipo de explotación”. Las ideologías dominantes se aprovechan del relativismo de los derechos humanos, sacan ventaja de esa mutabilidad para manipular a su antojo a masas de autómatas, con una ceguera racional difícil de esclarecer a un pensamiento con criterio ético y moral, donde impere la verdad y objetividad.

Este 10 de diciembre se celebró el Día Internacional de los Derechos Humanos pero es imprescindible preguntarnos, ¿se respetan derechos a todos los indefensos que son abortados a diario? Para celebrar esta fecha debemos iniciar respetando, ante todo, el derecho a la vida más inerme.

*Colaborador de El Diario de Hoy.

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