Tres preguntas sobre las noticias falsas en el mundo de hoy

Las noticias falsas han invadido la web y las redes sociales, convirtiéndose en un peligro al libre juego de las ideas, la libertad de expresión y sobre todo, la credibilidad de los diferentes medios de comunicación.

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Por Elizabeth Castro

09 December 2017

En Europa, en Estados Unidos o en El Salvador, y en general todo el mundo moderno está analizando el fenómeno de las fake news, las noticias de mentira, las noticias inventadas, las noticias falsas que ahora por los medios digitales, sean estos en la web o en las redes, se pueden difundir profusamente y con bastante facilidad.

Pregunta: ¿antes no había noticias falsas?... Sí, siempre las ha habido, como también han formado parte de estrategias de desinformación con la idea, no solo de confundir a la población, sobre todo a los oponentes, sino con el objetivo de acabar con el contrincante, con el enemigo.

Dicho a vuelo de pájaro, en la estrategia de guerra sicológica, por ejemplo en la Segunda Guerra Mundial, se usaron, y profusamente, las noticias falsas, no solo para tratar de minar la moral y la conciencia del contrincante, sino para enaltecer la moral y la conciencia de la tropa propia.

Otra pregunta: ¿cuál es la diferencia y por qué tanta preocupación con las noticias falsas de hoy?... La respuesta es compleja; sin embargo, tratando de ser llano, simple y claro, lo que sucede en la actualidad es que el acelerado cambio de las comunicaciones ha hecho que la tecnología llegue con facilidad a la cotidianidad de la persona, de tal forma que, por poner el máximo ejemplo, los teléfonos celulares son nuestra compañía mañana, tarde y noche; nos acostamos viendo el teléfono, nos levantamos viéndolo… y no solo para hablar, sino para relacionarnos en cada vez más complejas redes de usuarios que comparten ideas, comentarios, fotos, chistes y tragedias…

Pues bien, en estas comunidades virtuales, en estas redes de usuarios, de amigos, de familiares, se introducen las noticias falsas, las noticias inventadas, mentirosas que buscan intencionalmente confundir a la población, crear incertidumbre y revertir procesos con la intención de promover intencionalidades definidas y precisas.

Sí, ahora resulta que un alcalde, para citar un ejemplo, se convierte en el hombre más popular, más querido, más honrado, más patriota, no por lo que ha hecho en la vida real sino por la aureola creada por seguidores que por miles existen en las redes, pero que no sabemos si se trata de hombres y mujeres de carne y hueso, y que dan likes por miles y miles, aunque tampoco sabemos si no son robots que trabajan sistemáticamente en las redes.

Detrás de este proceso de “popularidad virtual” (no sabemos si es real) están grupos de técnicos que saben manejar las redes y convertirlas en positivos para sus mentores o jefes; a manera de ejemplo menciono al grupo de troles que acaba de ser absuelto por un tribunal que no halla delitos, pero que sí hacía noticias falsas, falsificaba páginas de los periódicos para divulgar noticias creadas con la intención de confundir al lector medio y que luego se convierta en potencial “amigo”.

¿Qué podemos hacer ante las noticias falsas? Tal como lo plantea Tonet Camargo, presidente de la Asociación Brasileña de Emisoras de Radio y Televisión, en Sao Paulo, Brasil, “el primer antídoto contra las fake news, a corto plazo, es el periodismo profesional, el que sigue una serie de posiciones y posturas éticas y comportamientos, además de criterios técnicos”.

Y es que el periodismo profesional se ciñe a una metodología clara y definida que al menos tiene tres elementos; uno, verifica los datos… y los verifica de manera fáctica, con fuentes definidas y claramente identificadas; dos, contrasta la información con una, dos o más fuentes, y en la mayoría de las veces, no necesariamente todos tienen la misma visión; es más, entre más voces disímiles participan, el caso se enriquece; y tres, da contexto que permite entender de mejor manera los hechos; un profesor de antaño nos decía una y otra vez, “un texto fuera de un contexto se convierte en un pretexto”.

Además, el periodismo profesional se desarrolla bajo parámetros claros y definidos éticos, principios que mueven cada nota que se escribe; esto nos lleva entre otras cuestiones a respetar a las personas, tener por faro la verdad y la vida, nunca mentir mucho menos manipular la información con intencionalidades obscuras, personalistas, partidarias o sectarias.

Las noticias falsas simplemente aparentan veracidad, pero no tienen estos parámetros éticos, como tampoco se ciñen por principios metodológicos definidos con precisión; estas son algunas de las diferencias entre esta información y la profesional; con todos los errores que se puedan haber cometido, yo me sumo a esta segunda, la profesional.

*Editor Jefe de El Diario de Hoy.

ricardo.chacon@eldiariodehoy.com