Anarquía sobre ruedas

Así como he visto automovilistas y buseros chateando con sus celulares en plena marcha, he visto a motociclistas en carretera hacerlo.

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Por Elizabeth Castro

01 December 2017

Edgardo solo tenía que pasar una cuadra más para llegar a su casa, en la avenida España, cuando repentinamente fue embestido por un salvaje en su vehículo que no respetó el alto en la 23. Calle y aceleró más cuando vio que venía Edgardo en su moto. El joven salió disparado en el aire hasta caer estrepitosamente al otro lado de calle, mientras su moto quedaba hecha pedazos en el pavimento.

La historia de Edgardo, quien quedó con varias costillas rotas y fracturas en la clavícula, muestra el irrespeto que se ve cada día contra los motociclistas, sobre todo si son señoras o señoritas. Cada día los cuerpos de socorro atienden a motociclistas embestidos o derribados por buseros y automovilistas, y con la proliferación de esos medios de transporte, es la de nunca acabar.

Pero esa es una cara de la moneda.

Una semana antes, en el redondel Don Rúa, un motociclista iba bordeando y serpenteando entre los vehículos hasta que se cayó y escapó de ser arrollado por un autobús.

Como decíamos, la noticia de motociclistas accidentados se ha vuelto en el pan nuestro de cada día. El irrespeto y la anarquía que impera entre los salvadoreños se muestra en el tráfico en toda su crudeza.

Según las autoridades, hay más de un millón de vehículos registrados en el país y más de 220 mil son motocicletas. Solo en San Salvador circulan más de 30 mil motocicletas.

El año anterior se registraron diariamente en promedio cinco accidentes de motociclistas y cuatro lesionados por cada percance. Entre el 1 de enero y el 7 de noviembre del año pasado hubo 1,677 motociclistas involucrados en accidentes, 191 de los cuales murieron y 1,500 resultaron lesionados, según el Viceministerio de Transporte (VMT).

Basta revisar los periódicos de esta semana para confirmar que hubo motociclistas muertos el sábado, el lunes y el martes, al menos de los que se informó.

Esto es solo para tener una idea. No quiero se mal entienda que es para atacar a los motociclistas, sino para buscar soluciones, protegerlos y que haya un orden claro.

Por un lado tenemos a motociclistas que son victimizados por cafres, mientras por otro hay motociclistas temerarios que se meten entre carro y carro y desprenden retrovisores, se meten entre carros y buses, cambian de carril de repente, se pasan altos con la prisa de entregar productos, repuestos o remesas (hasta chocan entre ellos), no andan cascos, llevan a esposas e hijos, serpentean y hacen acrobacias en medio del tráfico… se juegan innecesariamente la vida propia y de otros.

Así como he visto automovilistas y buseros chateando con sus celulares en plena marcha, he visto a motociclistas en carretera hacerlo despreocupadamente.

En Tokio, Taipéi y Pekín, en diferentes oportunidades, hemos podido ver enjambres de motociclistas en cada esquina, esperando ordenadamente la luz verde del semáforo, avanzar con cuidado, mostrar tranquilidad y, sobre todo, educación y cortesía. Es más, todos avanzan del lado derecho, como los ciclistas.

No puedo decir a ciencia cierta si hay o no accidentes frecuentes con motociclistas como protagonistas en esos países, pero al ver un orden tal pienso que no deben de ser muchos.

Ya es tiempo de que las autoridades de Transporte vayan ordenando el tráfico de motocicletas. Solo hay que circular por el bulevar de Los Próceres todas las mañanas y encontrarse en el tráfico intenso de la hora para ver a los motociclistas yendo por donde quieren, casi rayando los otros vehículos, yendo a veces en lado derecho, a veces en lado izquierdo, es decir, donde les da la gana, sin pensar que en un descuido un busero o un automovilista los va a remachar o triturar contra otro.

Siempre recuerdo las películas del inmortal Pedro Infante en que pertenecía al Escuadrón de Tránsito y hacía toda suerte de destrezas con su moto, acostándose y hasta fumando un cigarrillo en plena marcha, dejando alelados a sus superiores y compañeros y creo que lo mismo buscan algunos ahora en la Carretera Panamericana o en el Bulevar Santa Elena. Pero se les olvida que este no es un filme de los años 50, sino la realidad del Siglo XXI y que la vida no tiene repuesto.

*Periodista