Que no sepa tu mano izquierda…

Bobby, como afectuosamente lo llaman sus amigos, es, desde donde se lo quiera ver, un líder que brilla con propia luz, al punto refulgente, que son otros, como el Diálogo Interamericano, quienes buscan su consejo.

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Por Inés Quinteros

24 November 2017

De entre todas las noticias negativas y tristes que nos inundan destaco una positiva que reconoce la labor de una persona que, sin que su mano izquierda sepa lo que su derecha hace, ha ejercido una genuina filantropía desde hace décadas en el país.

Por ejemplo, si usted es de los miles de personas que han estudiado en una institución salesiana seguramente no lo sabe pero le debe mucho a este personaje. Quienes sí lo saben bien son los propios sacerdotes salesianos. Tanto conocen ellos sus aportes, que la “Universidad Don Bosco” le otorgó en 2005 un Doctorado Honoris Causa en Ciencias Sociales. Su relación con la orden salesiana viene “de largo” como diría nuestra gente. Un colaborador suyo me contó, hace ya varios años, las reuniones que se sostenían por la zona de la iglesia de Don Rúa, durante aquellos años difíciles de El Salvador, cuando al caer la noche se escuchaban estallar bombas que volaban postes o que difundían volantes, los disparos de algún enfrentamiento armado o había que alejarse de prisa del bus que había sido detenido para ser incendiado a continuación. Tiempos aquellos en los que el sentido común recomendaba recogerse temprano en sus casas (¿ha cambiado acaso la situación?). Cuando este colaborador suyo me contaba la historia me hacía partirme de risa pues recordaba que “…mientras yo me moría de miedo (acudíamos a esas reuniones cuando terminábamos el largo día de trabajo en la empresa; con él, el día de trabajo siempre empezaba bien temprano) el jefe iba tan campante como si nos anduviera cuidando un ejército. –No te aflijás, Ernesto, no nos va a pasar nada, andamos haciendo una buena obra– me decía ¡y hasta su seguridad había dejado en la oficina pues no quería que se supiese lo que andábamos haciendo!”.

Si usted ha sacado alguna maestría o postgrado en Iseade, si la escuela en la que estudió se ha visto beneficiada por alguno de los múltiples proyectos de Fepade, si alguna vez ha disfrutado de un evento en el Auditórium Fepade- ILC, sin que usted lo haya sabido, también le debe agradecer a este filantrópico personaje.

Por otra parte, las exitosas empresas que ha dirigido suelen aparecer siempre en los primeros lugares en los “rankings” que se hacen de empresas en las que las personas gustan de trabajar. Los cientos (¿miles?) de personas que ha trabajado en ellas ¡claro que saben, desde hace muchos años, a quien agradecer su estabilidad económica y su bienestar emocional!

Esta persona ha sido un verdadero líder desde antes que se pusiera de moda hablar de liderazgo y un adalid de la Responsabilidad Social Empresarial en sus propias compañías desde antes que éste fuera el tema en boga que es ahora; lo hizo por convicción, no por apariencia ni por conveniencia. No es un empresario cualquiera, nunca lo fue. Obtuvo su bachillerato de un colegio capitalino del que se decía entonces que atendía exclusivamente a las clases privilegiadas de este país. Aunque esa afirmación no sea del todo cierta sí es verdad que la exigente educación que impartían los sacerdotes jesuitas era de primer nivel. Esa educación le habrá facilitado, seguramente, obtener un BA en economía de Yale, una Maestría en Literatura en una de las 10 mejores instituciones estadounidenses en Artes Liberales (¿un empresario con aficiones literarias? ¿destroza eso su paradigma de lo que es un empresario?) y una Maestría en Administración de Negocios en Harvard.

Nada alejado de la política nacional, soportó muy fuertes presiones para que aceptara la candidatura presidencial por su partido, de la que se apartó para proteger a su grupo familiar de lo que habría sido una campaña inmunda, supongo. Antes de viajar para aceptar la muy honrosa distinción que le ha otorgado el Diálogo Interamericano, un verdadero tanque de pensamiento de cuyo más exclusivo Consejo Consultivo él forma parte (se accede a esta instancia sólo por invitación expresa), concedió una entrevista periodística en la muy diplomáticamente afirmó que “la posición privilegiada en la que hoy me encuentro con El Diálogo, que abre puertas en Washington, me permite llevar el caso del TPS salvadoreño, por iniciativa propia, porque nadie me lo ha pedido, ante personas muy influyentes en el Congreso norteamericano”.

Paradojas de la vida: Bobby, como afectuosamente lo llaman sus amigos, es, desde donde se lo quiera ver, un líder que brilla con propia luz, al punto refulgente, que son otros, como el Diálogo Interamericano, quienes buscan su consejo. No como otros en posición formal de liderazgo, que andan buscando, para colmo en aguas más oscuras y cenagosas que las nuestras, faros de exigua luz que seguir.

Un sincero reconocimiento para tan ilustre salvadoreño, comprometido con los valores de la gobernabilidad democrática, la equidad y la prosperidad social.

* Psicólogo

y colaborador de El Diario de Hoy.