Batalla ganada. Historia de una infamia

Funes, el FMLN y Luis Martínez perdieron este juicio, no solo porque era injusto, sino principalmente por la beligerancia con la cual Billy Sol Bang defendió su honor y su legado como funcionario.

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Por Elizabeth Castro

18 November 2017

Si algo me da satisfacción —y cierta confianza de que hay justicia— es el hecho que don Billy Sol Bang camina libre y con la cabeza en alto por las calles de San Salvador y las veredas de su finca, mientras los hombres que lo quisieron arruinar están en la cárcel, como Tony Saca y Luis Martínez, o escondido baja las faldas de la bruja Chayo Murillo en Nicaragua.

Esta fue mi reacción muy grata al leer el libro que Billy acaba de publicar sobre el calvario que significó para él la persecución política y jurídica promovida por estos tres hombres y docenas de sus serviciales colaboradores. Es un libro sobre el caso CEL-Enel, que para don Billy fue su última batalla, la que ganó, luego de una vida llena de batallas.

En 1969, lo mandaron a bombardear cuarteles hondureños en su avioneta y regresó vivo; le expropiaron su famosa finca “El Nilo” y se volvió a levantar; lo secuestraron los comandos del Partido Comunista, cuando faltaron pocos meses para la paz, y no se quebró; y casi llegando a los 90 años, fue amenazado de cárcel, ruina económica y muerte civil por este triángulo del mal que mencioné arriba.

El libro “Historia de una Infamia” narra su labor como presidente de la CEL, institución plagada de corrupción e ineficiencia que el presidente Freddy Cristiani le encomendó para convertirla en el motor de la reconstrucción económica del país. Narra cómo logró limpiar y levantar esta estratégica empresa estatal; cómo descentralizó el sector energético, creando competencia y sinergia con el sector privado. Y sobre todo, cómo concibió y gestionó la alianza estratégica de CEL con el consorcio italiano Enel para explotar la energía geotérmica, convirtiendo a LaGeo en el primer ensayo exitoso de un asocio público-privado en el país.

Luego don Billy narra cómo Tony Saca entregó el sector energético a una argolla de sus cheros corruptos, quienes se encargaron de incumplir el convenio con Enel y meter al país en un costoso litigio internacional imposible de ganar: habla del costo financiero, pero sobre todo del inmenso precio político que pagamos en cuanto a inseguridad jurídica y la paralización de la expansión de nuestra industria energética.

Fue Tony Saca quien armó el conflicto con Enel y quien nuevamente hundió todo el sector energético en el fango de la corrupción. Pero fue Mauricio Funes quien, lejos de secar este pantano, lo convirtió en sistema, dejando a los mismos funcionarios de Saca al cargo y metiendo otros de su contorno de los Amigos de Mauricio, igualmente incompetentes y corruptos. Y fue el “presidente del cambio” quien, para esconder la corrupción en la CEL, armó un ataque infame sin precedentes contra Billy y otros exfuncionarios, alegando que el convenio que negociaron con Enel fue fraudulento y atentaba contra los intereses nacionales. Como no tenían posibilidad de ganar el litigio internacional con ENEL, Funes y el entonces fiscal general Luis Martínez armaron en casa un juicio paralelo contra don Billy, Miguel Lacayo y otros exfuncionarios.

¿Por qué atacaron con tanta saña a este hombre? Quedó evidente la carga ideológica y vengativa en su persecución. Pues, fue Billy Sol Bang quien públicamente acusó a Schafik Handal de haber sido el responsable de su secuestro. Y fue él quien en ARENA públicamente exigió la expulsión de Tony Saca, por corrupto.

Funes, el FMLN y Luis Martínez perdieron este juicio, no solo porque era injusto, sino principalmente por la beligerancia con la cual Billy Sol Bang defendió su honor y su legado como funcionario. Nunca olvidaré la postura de este señor de casi 90 años, sentado en el banquillo del acusado ante la Comisión Especial de la Asamblea Legislativa, encarando a sus acusadores de una manera que dejó claro que este era el mundo al revés: los corruptos eran sus acusadores Funes, Saca y Luis Martínez, y sus marionetas en la Asamblea. Habían nombrado como “jueces” a diputados con mala reputación como Guillermo Gallegos, Francisco Merino, Claudia Ramírez y Jesús Grande. Y el FMLN estaba representado por el diputado Jaime Valdez, quien tuvo la osadía de preguntar a don Billy por qué razón había dejado el cargo de tesorero de ARENA el 18 de julio de 1991. Billy respondió: “Porque este día ustedes me secuestraron”.

El libro termina contando todas las maniobras legales, o más bien ilegales, que Luis Martínez empleó en el juicio: peritajes fraudulentos, embargos ilegales, chantajes, extorsiones, mentiras. Pero el libro tiene un happy end: Billy está libre y coleando, mientras Luis Martínez y Tony Saca comparten prisión en Mariona, y Funes se convirtió en un paria.

*Columnista de El Diario de Hoy.