Líderes y seguidores

¿No se viola nuestro derecho cuando somos obligados a votar sin conocer los méritos, capacidades y cualidades de la persona que estamos eligiendo? Es un derecho a la información que se nos está negando.

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Por Elizabeth Castro

17 November 2017

El reciente artículo publicado por Moisés Naím en El País se titula “Peor que los malos líderes son los malos seguidores”. Y el párrafo inicial dice: El mundo tiene un problema de líderes. Hay demasiados que son ladrones, ineptos o irresponsables. Algunos están locos. Muchos combinan todos estos defectos. Pero también tenemos un problema de seguidores. En todas partes, las democracias están siendo sacudidas por los votos de ciudadanos indolentes, desinformados o de una ingenuidad solo superada por su irresponsabilidad.

¡Qué demoledoras palabras! Porque todos estamos prestos —ansiosos sería el término más adecuado— para criticar a los líderes políticos, sociales, empresariales, estudiantiles y de toda índole, sin hacernos el mínimo reproche por ser nosotros mismos quienes les colocamos en ese sitial. Los corruptos, los ineptos, los sinvergüenzas, los aprovechados que vemos ahora ostentando altísimos cargos en los tres poderes de nuestro país están allí porque nosotros los elegimos, directamente o por la vía de la representación. Y, continuando con lo que Naím dice: Por supuesto que hay que esforzarse en buscar mejores líderes. Pero también hay que mejorar la calidad de los seguidores. Ciudadanos mal informados o políticamente apáticos los ha habido siempre. Al igual que aquellos que no saben por quién están votando —o contra quién—. Pero ahora las cosas han cambiado y los votos de los indolentes, los desinformados y los confundidos nos amenazan a todos.

Estamos a escasos meses para elegir a diputados propietarios y suplentes, así como concejos. Los ciudadanos tendremos que escoger entre aquellos que fueron elegidos por los militantes de sus respectivos partidos. Hagamos un examen: ¿hemos exigido a esos partidos que den a conocer los supuestos méritos de quienes esperan recibir nuestros votos? Hasta la fecha, los currículos de esos 168 ciudadanos que serán electos para la Asamblea Legislativa, más los concejos de los 262 municipios, más los miles de aspirantes, partidarios o no, que no serán electos, permanecen en el más absoluto secreto. Entonces, ¿podemos ser votantes informados?

Nadie está pidiendo que se publiquen millones de páginas en los diferentes periódicos para conocer a tan eximios ciudadanos. Pero sí es imprescindible que lo hagan en las páginas oficiales de cada partido. Todos tienen medios electrónicos a su disposición y es precisamente para eso que deberían usarse. Y que no digan que “no todo el mundo tiene acceso a internet”, porque tanto en la ciudad como en el campo, hay gente que apenas sabe escribir, pero maneja las redes sociales con agilidad asombrosa.

Nuestro sistema electoral ha vivido cambios muy importantes. No todos ellos me parecen prácticos y algunos diría que son contraproducentes, pero se han generado porque alguien consideró vulnerado su derecho constitucional relacionado al tema electoral. Pregunto: ¿no se viola nuestro derecho cuando somos obligados a votar sin conocer los méritos, capacidades y cualidades de la persona que estamos eligiendo? Es un derecho a la información que se nos está negando.

Y esa información debería ser de obligatoria presentación, previa a la elección interna de cada partido, para su membresía. Y, una vez electos los candidatos que participarán en la contienda general, darla a conocer a todo el electorado.

Por supuesto, siempre habrá quien no se interese en informarse adecuadamente. Pero mejoraría muchísimo la calidad de los seguidores, beneficiándonos todos al elegir así a líderes mucho mejores.

*Columnista de El Diario de Hoy.