Ensuciando el agua que uno va a beber

¿Quién va a creerles a los que quieren darle al pueblo agua que ellos mismos dicen que está sucia, o a los que invitan al pueblo a subirse a un barco que ellos mismos dicen que está podrido?

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Por Mirna Navarrete

09 November 2017

La inmensa mayoría de la población cree que el gobierno del FMLN ha sido muy malo. En estas circunstancias el pueblo debería estar planeando votar en masa para sacarlo del poder. Pero esto no está sucediendo. El FMLN ha confrontado su declinación untando a ARENA con el fracaso que es solo suyo, repitiendo tres mensajes hasta la saciedad: todo es culpa de los 20 años de ARENA, ARENA también es incompetente y ARENA también es corrupta. El éxito que el FMLN ha logrado con esa estrategia de “tú también” ha sido enorme. Cada vez que su popularidad cae, la de ARENA cae también porque el FMLN ha logrado convencer a la gente de que si el FMLN es malo, igual de malo es ARENA. En vez de estar quince o veinte puntos debajo de ARENA, está prácticamente empatado con ella.

En esta estrategia el FMLN ha ganado unos aliados inesperados. No sólo los del FMLN lo están diciendo sino también personas que dicen identificarse con ARENA. Estas personas se han volteado a decir exactamente las mismas cosas que dice el FMLN. Se pintan como igualmente decepcionados de ARENA y del FMLN y se quejan continuamente de que ARENA, o el COENA, que fue electo por un porcentaje alto del partido, son injustos, desbalanceados, incompetentes y culpables. Estos ataques no son al azar. Son parte de una estrategia electoral deliberada de una parte de ARENA misma.

Los políticos que la usan quizás se engañan pensando que hacerle este favor al FMLN les ganará votos dentro de ARENA y en el país en general. Es al contrario. El pueblo los entendería si actuaran en consecuencias decir, si, pensando que ARENA es tan mala, decidieran no correr representándola. Igual esperaría que si piensa que los problemas de ARENA son manejables, el líder usaría su talento de una manera positiva para resolverlos dentro del partido mismo, no quejándose públicamente sino uniéndolo en la lucha contra el FMLN, y luego, en el poder, para unir al pueblo entero. Eso es lo que la gente esperaría de un líder consecuente con sus ideas. Pero lo que nadie puede entender es que si los problemas de ARENA son tan grandes como para quejarse de ellos constantemente, un líder decida correr por ese partido. O una cosa o la otra, pero no las dos.

Por esa razón los que por una ganancia política personal meten en el mismo saco a ARENA y al FMLN como si fueran igualmente malos, sabiendo que hay grandes diferencias entre ellos y que nada hay que se compare con el mal que caería sobre el país si el FMLN lograra convertir a El Salvador en una colonia cubano-venezolana, deben saber que no están sacando raja política para ellos mismos sino ayudando a darle esa raja al FMLN o a un tercero que aparezca criticando a los dos. Y es lógico que así sea. ¿Quién va a creerles a los que quieren darle al pueblo agua que ellos mismos dicen que está sucia, o a los que invitan al pueblo a subirse a un barco que ellos mismos dicen que está podrido? Es una estrategia suicida para alguien que pretenda ganar una elección dentro de ARENA, y en el país entero.

Pero el daño al partido y al país es peor. Es terrible para la campaña de diputados y alcaldes, por dos razones. Primero, para ser electos estos candidatos dependen de la capacidad de lucha del partido, que las puñaladas desde adentro debilitan seriamente. Segundo, los ataques contra las estructuras del partido degradan a los candidatos que han salido de ellas. Es lógico que la gente decida votar contra ARENA o no votar, pensando que un partido o un COENA malos sólo puede producir malos candidatos. Igual va a pasar con las elecciones de 2019, independientemente de quién sea el candidato.

Sería bueno que ARENA pidiera que los precandidatos aclaren su posición de una vez por todas: que digan si están de acuerdo en lo fundamental con el partido y que actúen en consecuencia. Todavía hay tiempo para corregir esta estrategia tan divisiva.

*Máster en Economía

Northwestern University.

Columnista de El Diario de Hoy.