El pasado 25 de octubre la Sala de lo Constitucional (CSJ) emitió una resolución en la que establece que a la Fuerza Armada se le prohíbe realizar compras directas de armas e insumos. El máximo tribunal sostuvo en el fallo que con la adquisición por libre gestión del equipo de guerra se viola el artículo 234 de la Constitución.
Los comentarios en desacuerdo con esta resolución no se hicieron esperar. El ministro de Defensa, David Munguía Payés, arremetió diciendo: “A mí particularmente me gustaría declararme en estado de rebeldía como Fuerza Armada, porque estas decisiones son atentatorias a la seguridad de todos los salvadoreños”.
Son increíbles y a la vez preocupantes declaraciones de esta índole sobre resoluciones de la Sala, que ha sido la institución en dar un equilibrio y coherencia democrática al espectro político nacional que durante mucho tiempo se ha acostumbrado a desenvolverse en un caos, en el que muchos personajes políticos han hecho lo que han querido para lucrarse política y económicamente.
Indigna que el ministro Munguía Payés diga que estas resoluciones son “atentatorias a la seguridad de todos los salvadoreños”. Pregunto: ¿acaso el Ministro ignora o busca disfrazar la crisis actual en seguridad pública? La criminalidad e inseguridad hace mucho que rebasó el control de las autoridades. Esos atentados a los que hace referencia el Ministro ya están sucediendo y en nada tiene que ver la resolución emitida por la Sala de lo Constitucional.
La noche del 1 de noviembre en el cantón El Cerro, Coatepeque, Santa Ana, un grupo de pandilleros mató a un policía, su esposa, su hija de tan solo 4 años y a un sobrino… ¡Inaudito¡ Un país en el que asesinan a policías muestra que el cáncer delincuencial ha mutado a una metástasis que paulatinamente carcome a la población salvadoreña; las maras y pandillas controlan muchas zonas del país sin que el gobierno se preocupe y esmere en recuperar estos territorios donde la operatividad de estas estructuras criminales es abrumadora.
Según cifras de la Policía Nacional Civil, la violencia ha acabado con la vida de 40 policías y 21 soldados en lo que va de 2017. Señor ministro, sus rabietas en contra de resoluciones que solamente buscan transparencia no tienen razón de ser; el azote delincuencial que vive el país nos tiene en jaque. El Salvador es considerado uno de los países más violentos del mundo por sus tasas de asesinatos por cada 100,000 habitantes de 103 y 81.7 en 2015 y 2016, respectivamente, superiores a los índices considerados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como epidemia a nivel internacional y atribuidas principalmente a las maras y pandillas.
Ante estos datos y al presenciar la incompetente gestión en seguridad del actual gobierno créame, ministro Munguía Payés, que a muchos salvadoreños nos encantaría declararnos en rebeldía y cambiar de tajo a muchos funcionarios y políticos incompetentes. Nuestro país se desmorona, se encuentra horrendamente herido, sangra y no vislumbramos una medicina que cure o por lo menos venga a atenuar estas lesiones originadas por la criminalidad y que cada día calan profundamente en la vida de los salvadoreños honestos.
Por esto y por muchas políticas desatinadas y sin sentido de este gobierno, ¡nos encantaría declararnos en rebeldía¡ pero la mayoría de ciudadanos salvadoreños queremos paz, respetamos la democracia y las instituciones que la custodian y representan; por tal razón, seguimos los canales legales para enrumbar nuestro país, no hacemos ridículos berrinches y realizamos lo que debe hacer toda persona que desea un mejor país y es ejercer el sufragio y elegir a personas idóneas y capaces de dirigir nuestra Nación.
*Colaborador de El Diario de Hoy.
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