Julio César y el partido ARENA

Ahora que ARENA tiene los reflectores de la opinión pública puestos sobre su proceso interno, le toca demostrar que ha aprendido de sus errores; que tiene pesos y contrapesos en su organización para un mejor accionar que evite vicios del pasado reciente. Y capacidad para devolvernos la esperanza y ganar de nuevo la confianza.

descripción de la imagen

Por Mirna Navarrete

07 November 2017

Menos de 4 meses para las próximas elecciones de diputados y alcaldes, la atención se centra todavía en la presidencial de 2019, en parte por la aplastante mayoría de salvadoreños que quiere un cambio de proyecto político en el gobierno. En este sentido, ARENA está ahora en mucho mejor posición de la que estaba a principios de año pues el perfil de sus dos precandidatos más serios ha venido de forma gradual oxigenando al principal partido de oposición. El gran desafío de ARENA es realizar un proceso interno limpio, cuya transparencia se refleje. Si así lo hiciere, quedará en posición inmejorable para 2019.

Empero, hay encuestas que indican que si bien tres de cada cuatro salvadoreños quieren al FMLN fuera del Ejecutivo, dos de cada tres compatriotas se manifiestan en contra de que vuelva ARENA al gobierno, lo que equivale decir a que el desencanto hacia la clase política se ha vuelto generalizado, y parafraseando a Einstein, “locura es seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes”. Ahora que ARENA tiene los reflectores de la opinión pública puestos sobre su proceso interno, le toca demostrar que ha aprendido de sus errores; que tiene pesos y contrapesos en su organización para un mejor accionar que evite vicios del pasado reciente. Y capacidad para devolvernos la esperanza y ganar de nuevo la confianza.

El FMLN, con la renuncia a su cargo del ministro de Obras Públicas, Gerson Martínez, parecería haber decidido su carta para la búsqueda de un tercer período en el gobierno y hay que recordar que, hoy por hoy, son ellos quienes se encuentran en el ejercicio del poder. ¿Qué más puede ofrecernos el FMLN?, me preguntaba un amigo, a quien le respondí que el ADN de proyectos políticos como el del FMLN, más que de oferta o propuesta, son de permanencia. En luchas de estructura contra estructura partidaria, como al menos hasta este momento está planteada la contienda electoral del próximo 4 de marzo, el oficialismo lleva cierta ventaja. Veremos cómo quedará la próxima Legislatura y las alcaldías símbolo.

En todo caso, a mí no me pareció buena idea el que ARENA centrara su atención en elegir a su candidato presidencial antes de las elecciones del 4 de marzo. Por lógica, pienso que el centro de atención deberá ser el buscar evitar o minimizar irregularidades antes, durante y después de los comicios legislativos y municipales. En especial porque, además de falto de presupuesto el Tribunal Supremo Electoral, surgen otros escollos que van desde la complejidad del conteo de votos fraccionado hasta los desvaríos de algún funcionario. Y sólo en el reconteo del departamento de San Salvador ARENA recuperó once mil votos hace tres años.

Mientras tanto, los salvadoreños la estamos pasando muy mal. Faltan en nuestro país oportunidades de empleo; prevalece la inseguridad. Por increíble que parezca, no he visto a este momento iniciativas, mucho menos plataformas legislativas, que busquen incentivar la generación de puestos de trabajo; tampoco una mayor participación en el agobiante problema de la inseguridad ciudadana. Por ello es que en diversas regiones del mundo ha dejado de sintonizar la clase política tradicional con sus electores: por estar políticos y ciudadanos en diferentes estratos, desprotegido y sufriendo el ciudadano común.

Cuenta la historia que recién ungido Julio César como gobernante, se separó de Pompeya Sila por haber estado ella en una fiesta de mujeres de la época pero sin fallarle. Cuando le abogaron por ella y le dieron fe de su correcto proceder, algo que él ya sabía, Julio César contestó: “La mujer del César no solo debe ser honrada, sino además parecerlo”. Ojalá terminen de entender en ARENA que, en política, percepción es realidad.

 

*Columnista de El Diario de Hoy.