Izquierda y derecha

Cuba, Venezuela y el FMLN han pervertido el sentido de la verdadera izquierda por décadas, usando como modelos los estados que han creado no regímenes de izquierda sino regímenes totalitarios.

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Por Mirna Navarrete

02 November 2017

La caída de la Unión Soviética pareció cerrar el intenso debate ideológico que dominó el siglo XX con el triunfo de la derecha. Pero la diferencia las sociedades comunistas que colapsaron en 1992 y los estados democráticos que los sobrevivieron no estaba en la orientación de izquierda o derecha sino en la forma de la sociedad: democrática, por un lado, y verticalmente tiránica por el otro.

La diferencia se puede ver comparando los países nórdicos, que han tenido gobiernos de izquierda por muchos años, con lo que fueron la Unión Soviética y sus satélites comunistas. La diferencia entre el comunismo y el izquierdismo de los países nórdicos no era de grado sino de sustancia. Ciertamente, los países nórdicos tienen gobiernos grandes, cobran impuestos altos y sostienen una red de seguridad social muy amplia. Pero la prioridad central de estos países está en el respeto de los derechos individuales que es la marca de la democracia liberal. Son sociedades organizadas horizontalmente, en las que las decisiones son tomadas por el pueblo, mientras que en los regímenes comunistas son tomadas por estructuras tiránicas y luego impuestas sobre el pueblo de una manera vertical.

Los gobiernos de los países nórdicos son grandes pero no autoritarios. Los impuestos son altos no porque un tirano los ha impuesto sino porque esa es la voluntad del pueblo, y la razón por la que existen no es para asegurar el dominio de un solo partido sino para proveer los servicios sociales de alta calidad—educación, salud y seguridad—que los ciudadanos exigen del gobierno. Por supuesto, esta calidad siempre fue abismalmente superior a la de los que brindaba el gobierno soviético, porque en los países nórdicos los ciudadanos pueden exigirla, mientras que en la Unión Soviética los ciudadanos no podían exigir nada.

Estas comparaciones demuestran que el pensar en la izquierda como una continuidad que comienza con Suecia y termina con la Unión Soviética no tiene sentido. igualmente, no hay continuidad entre la derecha liberal democrática, como la inglesa, y sociedades que la gente llama de derecha pero que, al igual que la Unión Soviética, están basadas en un poder esencialmente vertical. Estas son las sociedades fascistas y nazis en las que el gobierno también concentra el poder totalitario en un grupo aunque usan un lenguaje anticomunista.

La falta de claridad de los términos derecha e izquierda se ve también en la actual China Comunista, en donde prevalece un régimen económico y social que es claramente capitalista con cero intervención del gobierno en el mercado. Sin embargo, el Partido Comunista Chino tiene el poder absoluto sobre el país. Lo que determina la naturaleza del régimen chino no es el sistema económico y social sino el control vertical de la sociedad por un grupo que se llama comunista. Todas estas cosas quitan sentido a las palabras izquierda y derecha. ¿Qué es China Continental, de izquierda o de derecha? Definir esto no es importante. Lo que es importante es que es un gobierno tiránico que, como sucedió con la comunista Unión Soviética o con la Nacional Socialista Alemania de Hitler, va a cobrar una factura terrible a su pueblo por su naturaleza tiránica. Tanto la experiencia soviética como la china muestran claramente que el comunismo es una doctrina de poder.

En El Salvador el FMLN se pinta como un gobierno de izquierda pero no se comporta como los izquierdistas de los países nórdicos. Ha cobrado más impuestos, pero no lo ha hecho para invertir en la educación, la salud y la seguridad del pueblo sino para comprar apoyos políticos creando redes de clientelismo. Eso no es una izquierda real. Es un grupo que manipula el lenguaje de la izquierda para perpetuarse en el poder.

Cuba, Venezuela y el FMLN han pervertido el sentido de la verdadera izquierda por décadas, usando como modelos los estados que han creado no regímenes de izquierda sino regímenes totalitarios, centrados no en llenar las necesidades del pueblo sino en la explotación de éste para llenar las ambiciones de poder de un grupo pequeño de tiranos. Cuba y Venezuela ya son ejemplos de esto. No debemos permitir que El Salvador se convierta en otro ejemplo.

*Máster en Economía

Northwestern University.

Columnista de

El Diario de Hoy.