Ahhh noticias cuscatlecas. Cortina de humo por aquí, cortina de humo por allá y la ciudadanía, en primera fila, consumiendo basura desde su teléfono. Debo admitir que se pasa un buen rato, y hasta he pecado de compartir, cuando el show está picante. Como el meme, con todo y reguetón, de la bicha que se escapó con su novio: “A mí me gustan mayores, de esos que les dicen señores”, ¡qué canción más pegajosa!
Cortinas de humo y trapos chucos al sol, como el que le sacaron al vocero del profesor. “Qué hombre más perverso”, grita la lorita Pepita.
Perverso y además enfermo, pues solo un pedófilo se acuesta con una menor y, el Hugh Hefner salvadoreño, hasta con happy ending, pues como que se casó con la cipota indefensa, para no acompañar a Tony Saca en Mariona. ¿Y el Gordo Max por qué si?, reclama la majada. “¿Y Funes por qué no?” pregunta Pepita.
Cortinas de humo, trapos chucos y reality shows, como la expulsión de Nayib, una bala perdida que, si sale con su cometido, nos puede quitar lo poco que nos queda de vida. También arriba de la ley, tras absolución exprés en audiencia por sacarle la caja de lustre a una empleada.
Moraleja: Está bien reírse por un rato, pero es menester despejar tanta cortinas, trapos y shows, para no perder el enfoque en aconteceres que demandan mayor atención.
Me refiero a males con más coronas para El Salvador, vs. nuestros vecinos: Somos reyes en crimen, reyes en corrupción, reyes en burocracia, reyes en incapacidad gubernamental. Razones por las que estamos en la cabeza como el país más peligroso del mundo, y en la cola del Índice de Competitividad del Foro Económico Mundial.
Aquí hay amplia letra que cortar pero, ahora me voy a concentrar, en que el presidente acaba de vetar, una ley que pretendía la burocracia simplificar.
¿Ha viajado por tierra a Guate? Antes de un solo chollón pasabas, ahora solo son trabas. 8 Ventanillas y solo 2 pelones atendiendo, mientras los otros 6 chambreando con cafecito y donas al 2 x 1. Y la cola que casi llegaba a Ahuachapán, y la calooorrr…
Una cola más larga, y hasta después de cena, tienen que hacer los camiones, mientras los chuchos buscan droga, un sello por aquí, el peso de su “manifiesto” no cuadra, una multa por allá.
Álvaro Barrios, Valedictor de la graduación de mi hijo, asegura que todo lo global es mejor; brota la interacción e integración de gente, empresas y gobiernos; caen las barreras que detienen el comercio; florece la inversión y el bienestar.
Barrios comparaba el trayecto San Diego- Boston, con Guatemala- Quito, ambos de igual distancia (4k km), pero uno el Cielo y otro el Infierno.
En el cielo, abarcas un mercado de 323 millones de consumidores, los camiones, de 18 llantas, se tardan 38 horas y no encuentran ni hoyos ni tan solo una frontera. En el infierno, habemos 113 millones, te tardás no menos de dos semanas, y te topás con cráteres y 6 pesadillas llamadas fronteras.
Yo no soy financiero, pero en mi mente no caben los ceros del valor del inventario detenido en el camión en vez de moverse en el almacén; visualizo planillas infladas por días extra de motoristas, seguridad y diésel; brincan números rojos en espera del Black Friday para, ojalá, salir tablas y poder pagar el aguinaldo.
Aflige el capital que se fuga en busca de grama más verde, por otro lado; el boom de la economía informal y el contrabando; la falta de oportunidades, las decisiones y léxico de nuestro presidente.
Profesor Sánchez: ¿Cómo se le ocurre ir en contra de una ley que pretende simplificar la “burrocracia”? Los “inválidos nos levantamos” y le pedimos, con “respeto respetuoso”, que recapacite. Las empresas le prometemos que vamos a consumir menos “kilowats de agua”. Los padres de los que recién tuvimos un “natalicio de nacer”, también. Todos le suplicamos ¡deje de retroceder nuestro país para atrás!
Gracias a Dios, muy pronto tendremos la oportunidad de corregir rumbo. “Qué dieran los venezolanos y los cubanos”, cacaraquea ya saben quién.
*Columnista de El Diario de Hoy.
calinalfaro@gmail.com